Este cocinero-payés del siglo XXI es un ecochef convencido. “Vivo en el campo y cocino con lo que tengo alrededor, no necesito más. Aunque tampoco soy intransigente, hay especias, que no podemos cultivar nosotros”. 

Su radical autarquía gastronómica no es una pose, sino que nace de la verdad y la coherencia.  Se provee de los alimentos (hortalizas, gallinas, cerdos, huevos, miel) que sus hermanos producen en la explotación agraria familiar. Milita bajo la bandera del respeto medioambiental de una forma natural: no sabría llevar su restaurante de otro modo, ni cocinar con otros ingredientes que los suyos, los que conoce y en los que cree. Sin embargo, no quiere etiquetas, ni las necesita.

Els Casals, escondido en la Cataluña de las masías y los campos de labor, es un paraíso gourmet que evoca los sabores de la nostalgia. El punto donde pasado y futuro se encuentran. El lugar donde los tomates saben a tomate –porque no pasan por la cámara, van directamente de la mata al plato- las pulardas se crían con paciencia y la carta sigue con rigor y honestidad el ritmo de las estaciones. Basta aplicar elaboraciones sencillas y cocciones perfectas para convertir lo cotidiano en un festín. Para Rovira –y para muchos más- la sencillez es el nuevo lujo gastronómico.

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