Elegidos ya los 12 concursantes de Top Chef, tras una primera entrega del concurso en que se lanzaron unos cuantos cuchillos "verbales", seguimos con la nostalgia, pero menos, y repasamos algunos de los programas más reality del mundo gastronómico.


Con independencia de las muchas críticas que se puede hacer a estos programas, la realidad incontestable es que han conseguido llevar a los hogares españoles muchos nombres propios de la gastronomía nacional. No sólo convierten en famosos a sus presentadores y jurados, también son una plataforma incuestionable para dar a conocer a muchos de los grandes cocineros de este país, por no hablar de que se han convertido en escuelas de nuevas técnicas y, no lo neguemos, de las de siempre que parecen muy olvidadas.

El primer concurso con cocinero famoso que tuvo su éxito saltó a las pantallas en 2006. Sergi Arola y Mario Sandoval presentaba Esta cocina es un infierno (inspirado en Hell's Kitchen), un concurso que reunía a 12 famosos que se organizaban en dos equipos capitaneados por los mencionados cocineros que competían por equipos, el premio era de 60.000 euros. No hubo nada más que una temporada y ganó Bárbara Rey, pero dejó su huella y empezó a presentar cocineros de primera fila a los telespectadores.

Unos años después, en 2012, y basado en la Ramsay's Kitchen Nightmare surgió la versión española en la que Alberto Chicote mostraba los malos sueños de restaurantes españoles. Con el nombre de  Pesadilla en la cocina se convirtió en un éxito desde su primera temporada y ya prepara la cuarta. La dinámica es sencilla, Chicote va a un restaurante que no va bien e intenta encarrilarlo para que consiga mejorar como negocio y ofreciendo un mejor producto. Los curiosones que quieran saber qué fue de los restaurantes participantes en el enlace de wikipedia del programa señalan la situación de los locales.

Recién terminada la segunda temporada de Masterchef y con Masterchef junior en visos de emitirse próximamente, no se puede negar que este programa es uno de los mayores éxitos que han tenido los gastroprogramas, surgió en 2013 y llegó a los cinco millones de audiencia. Pepe Rodríguez, Samanta Vallejo-Nájera y Jordi Cruz buscan al mejor cocinero amateur del país arrasa para adultos o para niños, mientras presentan a grandes cocineros y enseñan cómo funciona una cocina. El premio es un gran atractivo para los quince participantes: 100.000 euros, publicación de un libro con sus recetas y un curso de cocina en el Cordon Bleu.

Ahora en su segunda temporada, Top Chef es un formato en el que se busca al mejor cocinero de los participantes, todos ellos profesionales del gremio. Y ha sido Alberto Chicote quien, de nuevo, ha sido capaz de conseguir llevar a la cumbre el concurso en España, tras su estreno en 2013. En su segunda temporada (la que se puede ver ahora), además de Chicote ejercerán de jurado Yayo Daporta y Susi Díaz. Y sí, ya se han visto a los concursantes y promete mucha miga el concurso, El premio lo merece: 100.000 euros, la edición de un libro y la asesoría para montar un restaurante

 

A principios de este año, salía a la parrilla Deja sitio para el postre, un programa que buscaba al mejor repostero amateur y cuya alma mater era Paco Torreblanca. Tres equipos de diez personas. capitaneados por Amanda Laporte, Sergi Vela y David Pallás, luchaban entre sí hasta reducir el número de participantes y dejar un solo ganador. No tuvo mucho éxito de audiencia, pero desde luego las clases magistrales de repostería tuvieron impacto en los aficionados.  El ganador, David Molina, se hizo con 30.000 euros y un trabajo en un restaurante de dos estrellas Michelin.

Luego surgió Mi madre cocina mejor que la tuya, un programa presentado por el cocinero Sergio Fernández acompañado de María Jiménez Latorrre, como jurado, ha conseguido que más de un hijo descubra que la cocina existe y no es patrimonio de sus madres. Participa una madre con uno de sus hijos y tiene que dar indicaciones a su hijo, que puede que sea la primera vez que ven un fogón, para realizar el plato, pero ella no debe entrar en la cocina, bueno, cuando lo hacen lo penalizan con menos tiempo para cocinar. Luego el resultado concursa con el de la otra pareja. Los consejos prácticos para cosas sencillas de Fernández son uno de los aciertos del programa. Un discreto premio de 1.000 euros, que alguno, semana a semana, ha convertido en 16.000. 

Pero el otoño está cargado ya de novedades, Mario Sandoval ultima la llegada de Tapas y Barras, un programa en el que recorre el país aprendiendo de primera mano sobre esta materia (no es concurso, pero seguro que se aprenderá) y Rodrigo de la Calle e Iñigo Urrechu ya están en proceso de empezar a trabajar en Abran Fuego, en el que dos equipos buscarán al mejor chef de la comunidad de Madrid. E imaginamos que seguirán las novedades, porque uno de los filones de audiencia más grandes de estos momentos es sin duda el concurso gastronómico. 

Alejandra Yañez

Alejandra Yañez

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