El cocinero Jesús Íñigo ha hecho de los pinchos su bandera y con ellos compone en el centro de Pamplona un menú tan largo y estrecho como quiera el comensal

DIRECCIÓN: Juan de Labrit, 19 Pamplona (NAVARRA) .ESPAÑA

CONTACTO: 948 85 58 25   http://abacorestaurante.com/


PRECIO MEDIO: De 50 € a 70 €

MENÚ DEGUSTACIÓN: 45€

TIPO DE COCINA: Creativa

DÍAS DE CIERRE:Lunes comida, Lunes cena, Doming comida, Domingo cena


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MENÚ: 36€

MENÚ DEGUSTACIóN: 45€


APROPIADO PARA: Para ir en pareja, Comida de negocios, Con amigos, Urbano

TIPO DE DECORACIÓN: Contemporánea



Julia Pérez Lozano
Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM. Especialista en gastronomía. Autora de numerosos libros y guías. Trabaja con lo que más le gusta: las palabras y los alimentos.
VALORACIÓN 7/10

La propuesta del restaurante Ábaco (Pamplona) no sería la que es si Jesús Íñigo no hubiera ganado varios premios en los campeonatos más famosos de pinchos y tapas. Comer en este establecimiento, que ocupa el espacio del mítico Hartza pamplonica, supone disfrutar de un menú de pequeños bocados, tan largo y estrecho como se quiera. Un abanico de propuestas que abarcan clasicismo y creatividad y que están pensadas para compartir potenciando el alma del tapeo: comer y beber con los otros.

 

Creatividad y superación

Íñigo muestra un llamativo currículo, no solo de galardones, sino también de estadías en grandes casas: elBulli, Arzak, Akelarre… Un aval para su capacidad de innovación. No en vano en el Campeonato de España de Pinchos y Tapas que se celebra en Valladolid se premió su trabajo como el más vanguardista.

Creatividad y superación sobre esas premisas se sustentan el menú y la carta del restaurante. Aquí el comensal puede elegir, optar por uno de los dos menús (36 y 45 euros) de diferente longitud o elegir la carta donde las porciones son ligeramente mayores. Un espacio contemporáneo dividido en varias alturas con una agradable terraza ajardinada acondicionada para el tapeo. En el local, nada fácil para el servicio y con iluminación escasa se ha desarrollado un interesante ejercicio de interiorismo  pintando las paredes de negro, para acentuar la visión «hacia dentro» y colocando celosías para procurar una mayor intimidad a los comensales. El resultado es una atmósfera íntima y diferente, más propia para la hora de la cena que para el almuerzo.

Terraza del restaurante Ábaco

 

Vista de parte del comedor y la barra

 

Un menú de tapas

Aunque muchas piezas están inspiradas en la comida callejera (street food)  e ideadas para comer con las manos, el servicio de sala es riguroso y atento, cambian platos, cubiertos y servilletas cuantas veces sea necesario, porque la informalidad de la cocina no está reñida con el buen servicio de sala. Ahí deja su impronta Michael Expósito gran profesional.

Cocina viajera que recoge influencias muy distintas y las vierte en una propuesta dinámica, sabrosa, original y casi siempre bien resuelta, a pesar de que en ocasiones la creatividad resulta un tanto forzada.

Arranca el menú con tres aperitivos, que resumen el espíritu de la casa:  la albóndiga cremosa de patata es un perfecto abreboca; impecable el ravioli de boniato relleno, realmente sabroso y rico; y   algo falto de técnica el buñuelo de bacalao, que no consiguió recordarnos a los del maestro Carles Gaig.

Albóndiga cremosa de patata

 

Ravioli de boniato

 

Buñuelo de bacalao

 

La minitostada de anguila resulta excesivamente complicada, al tiempo que se agradece la sencillez de la esponja de anchoa la esponja de anchoa, esencia de la tapa contemporánea: original y para comer con las manos de un bocado pero conservando los sabores de siempre.

Esponja de anchoa

 

La cresta de gallo se coloca sobre una corteza de cerdo buscando el contraste de texturas: meloso/crujiente, pero el bocado fracasa por el sabor a rancio del cerdo.

Cresta de gallo sobre corteza de cerdo

 

Clásicos renovados

No falta el  steak tartar plato que se ha puesto de moda y se encuentra en todas las cartas.  A pesar de la vistosa presentación, el aliño excesivamente potente desdibuja el sabor de la carne.

Steak tartar

 

El plato más clásico es el espárrago con praliné de avellanas, la visita fue en plena temporada. Un acierto no enmascarar el delicado sabor de la hortaliza, entre dulce y amargo.

Espárrago blanco con praliné de avellanas

 

El taco de gambón y manitas de cerdo es un mar y montaña de inspiración mexicana de sabores excesivamente potentes. Se agradece que dejen la cabeza del crustáceo para poder utilizar su interior como parte del aliño. Con la molleja de ternera sobre un puré de zanahoria Íñigo vuelve a demostrar su maestría. Un plato goloso y sabroso que apreciarán los amantes de la buena casquería.

Taco de gambón y manitas

 

Molleja de ternera con puré de zanahoria

 

Miniaturas dulces

De la parte dulce se ocupa Nerea Sistiaga, pastelera, esposa de Íñigo y parte esencial del negocio. Juntos inauguraron en 2008 el bar y restaurante Ábaco en el Museo de Arte Contemporáneo de Huarte. Desde entonces muchos pinchos y muchos premios juntos hasta llegar a la actual ubicación en 2016.

Continúa con la misma filosofía de bocado pequeño y obtiene resultados desiguales en las combinaciones de ingredientes. El merengue de grosella es demasiado empalagoso, mientras que el  milhojas de mango y queso, aunque pesado, resulta convincente. Aunque se percibe esfuerzo se evidencian no pocas carencias técnicas.

 

Merengue de grosella

 

Milhojas de mango y queso

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Menciones y reconocimientos

1 Sol Repsol
2 veces campeón del campeonato de pintxos de Esukal Herria

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