Si tuviéramos que elegir un solo vino español para llevar a otro planeta, en representación de toda la viticultura nacional, ese debería ser probablemente Tío Pepe, que lo tiene todo: calidad, unicidad y precio asequible. Es, además, un buen ejemplo de la mayor joya vinícola de este país: los generosos del marco de Jerez.
Pues bien: si se podía mejorar la excelencia de Tío Pepe, sólo había que saltarse el filtrado, un proceso que vuelve al líquido más límpido y comercial, pero, vaya penita, también menos complejo y rotundo. Aún así, las bodegas de Jerez y aledaños se empecinan en pasar sus vinos por el filtro, en vez de embotellarlos directamente desde la bota. ¡Menudo despropósito!
En cualquier caso, los amantes de la pureza ya tenemos la oportunidad de disfrutar del mítico fino de la bodega González Byass sin filtrar con el lanzamiento del Tío Pepe "en rama".
Se trata de un elixir supremo, procedente de dos de las soleras fundacionales de Tío Pepe (Constancia y Rebollo) que hoy llega al mercado tal como lo hacían los antiguos finos, inmaculado, para mostrar en todo su esplendor sus aromas de frutos secos, minerales y levaduras y su boca fina y punzante, de gran persistencia.
Un monumento al fino. Y al bendito Tío Pepe, claro.
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