Con quince años comenzó su andadura como cocinero, más de 20 años después y con dos estrellas Michelin en Casa Marcial y La Salgar, sin prisa pero sin pausa, Nacho Manzano ha demostrado que el terruño y la creatividad no se contraponen, sino todo lo contrario. A su éxito más evidente se acaba de sumar Gloria, una singular casa de comidas en Oviedo. Además dirige un catering y es el líder gastronómico de uno de los proyectos más interesantes de cocina española en el Reino Unido, Ibérica Restaurants.

Fogueado en el restaurante gijonense Casa Víctor y en el conquense Las Pedroñeras, en 1993 Manzano volvió a casa y reabrió un local familiar, Casa Marcial, desde donde inició una revolución, o mejor dicho involución, a la cocina asturiana. Convencido de que el punto de partida siempre es la tradición. En este local centenario reivindicó el Pitu de Caleya (pollo de campo) “al estilo de mi madre”, Cebollas rellenas o Torto de maíz con revuelto de cebolla y toque de queso de Cabrales y, el resto, como dicen es historia, eso sí, forjada con dos estrellas Michelin. 

El espíritu del chigre asturiano se respira en el buque insignia de Manzano, Casa Marcial, quizá por esa querencia suya al guiso, que se ha convertido en santo y seña de una comida donde no falta el "terroir" en forma de salmón, lácteos o ternera en sabía combinación con la modernidad. El chef ha sabido reivindicar el clasicismo a través de una modernización nada agresiva, pero con un gran estilo que es lo que hace grandes a lo cocineros a lo que le añade el uso de una cocina de proximidad sin integrismo, con sentido. 

Poco amigo de exhibicionismo, más allá de los relacionados con la cocina en congresos o encuentros de esta índole, está siempre presente en cuerpo y alma en sus negocios, avanzando paso a paso sin prisas y cuándo tiene cuajados los proyectos pasa a uno nuevo. Y así, casi silenciosamente, se ha convertido en uno de los mayores valedores de la cocina española en el extranjero de la mano de Ibérica Restaurants, donde ejerce de magistral maestro de ceremonias culinario que ha sabido trasladar lo mejor de la cocina patria al Reino Unido a golpe de tapas y, como no, arroz con leche. 

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