Yayo Daporta se ha convertido en pocos años en uno de los líderes de la nueva cocina gallega, en su trabajo predominan el producto, el buen gusto y las raíces gallegas. 

A veces parece que hasta que un cocinero no sale por la tele no existe o solo existe en determinados círculos. Y, aunque ha conseguido la fama catódica de la mano de Top Chef como escudero de Alberto Chicote, la historia de Yayo Daporta en la élite gastronómica comenzó mucho antes, como muestra un botón: a los 33 años consiguió una estrella Michelin en su restaurante de Cambados, Yayo Daporta. Un local, done todo hay que decirlo, ha logrado que no solo destaque su cocina, sino también su puesta en escena -impoluta- y el vino gracias a la gran labor que realiza su sumiller que, por cierto es su hermana. 

Este chef, cosecha del 75, dio sus primeros pasos gastronómicos con su familia, que se dedicaba al cultivo del marisco y con los que aprendió a conocer el marisco, luego aterrizó en la Escuela de Hostelería de Santiago y de ahí saltó a Casa Solla (que despertó su inquietud por lo que se “cocía” en la vanguardia), Alejandro (Almería) y El Amparo (Madrid). Estas experiencias y otras muchas le darían las bases para convertirse en el cocinero que es hoy y ofrecer lo mejor de sí mismo en su establecimiento cambadés. 

Como no podía ser de otra forma, con esos orígenes apoyados en el producto, lo suyo es la cocina gallega con un carácter propio, actualizada a golpe de vanguardia, pero como el mismo dice "basada en el buen gusto y el sentido común". Devoto de las ostras, de las algas y de muchos otros frutos del mar tiene maravillosos platos que llevan el mar en cada bocado como esos Mejillones con tempura sobre crujiente de algas o su Carpaccio de vieiras con migas. Y, de nuevo, como no podía ser de otra forma, es parte del Grupo Nove, esa reunión de cocineros con buen hacer culinario que surgió en tierras gallegas.  

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