En este pequeño local familiar, con vistas al mar y la fortaleza de Peníscola, se conserva la esencia de la cocina de los marineros de Castellón. Suculentos guisos de pescado, deliciosos arroces y algún que otro guiño moderno.

DIRECCIÓN: Av. Papa Luna nº5 Peñíscola .ESPAÑA

CONTACTO: 964 480 030   http://www.casajaime.net/


TIPO DE COCINA: Tradicional española


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COCINERO Jordi Sanz

JEFE DE SALA Jaime Sanz Jr.


APROPIADO PARA: Con amigos, Con niños, Al borde del mar

TIPO DE DECORACIÓN: Marinera



Julia Pérez Lozano
Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM. Especialista en gastronomía. Autora de numerosos libros y guías. Trabaja con lo que más le gusta: las palabras y los alimentos.
VALORACIÓN 6.5/10

Jaime Sanz, es hijo y sobrino de pescadores. Conoce bien el mar y sus productos. Comenzó a cocinar con su tío en la barca cuando era un crío “comíamos espardeñas porque nadie las quería, como se metían en las redes había que aprovecharlas. Así a prendí a guisarlas con arroz, y a limpiarlas, que no es fácil”. Años más tarde prepararía aquel arroz para los directores de cine Jaime de Armiñán y Luis García Berlanga. El mismo al que añadió ortiguillas y que hoy sigue en carta con el nombre de Arroz Calabuch en honor a la película homónima, un guiño al festival de cine de Peñíscola y a cuantos personajes entrañables pasaron por él, y de paso por las mesas de Casa Jaime. Difícil lograr un arroz más suculento, suave y ligero, con la grasa justa y el sabor medido; uno de esos que al comerlos no estragan y una cucharada pide otra, y otra. Granos sueltos revueltos con  espardeñas perfectas de textura y las ortiguillas integradas… Una delicia. Sentarse en la terraza del restaurante, con la brisa del mar en la cara y la mirada puesta en la fortaleza mientras se saborea un arroz o unas galeras aliñadas es un pequeño privilegio, por suerte al alcance de muchos.

La grandeza de lo sencillo

La historia de Casa Jaime es la de tantos y tantos restaurantes familiares. Una lección de esfuerzo, sacrificio, ilusión, trabajo, que arrancó en 1967 en un pequeño bar de tapas en el casco antiguo de Peníscola.

Cocina humilde y sabrosa que busca la excelencia desde la sencillez, sin querer ser otra cosa que lo que es. Sin impostura ni afectación. En los últimos años se ha incorporado al equipo Jordi, el pequeño de la familia, que ha impulsado junto con su hermano Jaime (el mayor) la puesta al día de la casa. “No queremos cambiar. Lo que hacemos nos gusta, y es lo que sabemos hacer, pero todo se puede mejorar y eso es lo que intentamos –explica Jaime mientras atiende las mesas en la sala”.  Atenta a todo, siempre en un discreto segundo plano Pilar Bonfill, la madre, la tapada del local, la que nunca sale en la foto, pero siempre está en la cocina.

“Los clientes vienen a comer arroz y guisos marineros, pero agradecen que incorporemos algunas cosas, un poco de novedad, pero sin locuras –comenta Jaime. Así surge en el carpaccio de gamba roja, preparación controvertida porque la gamba pierde parte de su textura, en el que se agradecería la presencia del jugo de la cabeza de la gamba a modo de aliño ¡una pérdida imperdonable! Pero aún así resulta muy agradable por lo equilibrado del aderezo a base de aceite de oliva de Castellón y la calidad del crustáceo.

El placer de lo prohibido

Las caixetes (peu de cabrit en Cataluña y Baleares) llegan de Tarragona, lo mismo que los chanquetes (Afia minuta) auténticos -no inmaduros ni pescaditos chinos congelados- cuya venta está permitida en la lonja de San Carlos de la Rápita. Dos bocados “prohibidos” de los que aquí se puede disfrutar sin saltarse la ley. El intenso sabor a mar de las caixetes sorprende la primera vez que se prueban. Textura de mejillón con la intensidad de sabor de un berberecho, un bocado excelente. Los chanquetes se saltean, sin rebozar, y se sirven revueltos con huevo frito. Una fórmula más ligera y fina, al evitarse la harina, que recuerda a las angulas. Es divertida la versión de bocata de clamares que sirven de aperitivo y deliciosas las galeras aliñadas con cítricos. Entre las especialidades destacan guisos marineros como la cazuela especial Jaime, la cazuela Camilo con rape, gamba roja, cigala y vieira aderezada con salsa romesco y la caldereta Pilar. Distintas versiones de platos populares que se han ido refinando con los años, lo mismo que el capricho del Papa Luna (otro guiso de cazuela rebosante de pescados) o la raya con patatas y langostinos, perfecta ahora que es la mejor temporada para comer este singular pescado. En total una veintena de sugerencias que incluyen pescados al horno que llegan directamente de la lonja donde Jaime compra cada día.

Los postres, a pesar del esfuerzo por ofrecer algo distinto -utilizan la paella como recipiente para hacer tartas-, bajan ligeramente respecto de la cocina salada. Sale airosa la tarta de manzana que se hornea con piel,  pero resulta demasiado pesada la de mandarina, que se rellena de crema densa.

La carta de vinos es corta pero correcta y el servicio familiar. El local necesita una puesta al día para estar al mismo nivel que la cocina. Todo llegará…

Carpaccio de gamba roja del Mediterráneo      

    Caixetes de mar

Chanquetes revueltos con huevo

  

Galeras aliñadas con cítricos

Raya con patatas y langostinos

  

Arroz Calabuig

Aprende a realizar una crítica gastronómica

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