Elisa, vino blanco de albariza

Elisa, el último lanzamiento de González Byass, es un vino blanco de albariza con el que la célebre bodega jerezana se suma al auge de los «vinos de pasto» que han irrumpido en el entorno del viñedo gaditano en los últimos años.
Sin duda, resulta sintomático que una bodega tan relevante como González Byass –uno de los actores principales en la escena del vinícola de Marco de Jerez– decida apostar por este tipo de vinos, que representan un punto de inflexión en el sector del vino gaditano. Y se asocian generalmente a los aires de cambio que han insuflado las nuevas generaciones de viticultores, con un espíritu revolucionario.

Vinos de pasto, una reivindicación histórica

Concebidos para poner en valor la diversa singularidad de las parcelas cultivadas en los suelos de albariza característicos de Cádiz, los «vinos de pasto» son vinos de futuro inspirados en el pasado. De hecho, toman su nombre –que no convence a todo el mundo, por cierto– de los blancos que se producían en la región en tiempos pretéritos, antes de que los vinos generosos monopolizaran la industria vinícola del Marco de Jerez.
Exentos del encabezado con alcohol y ajenos al sistema de criaderas y soleras que caracterizan a los vinos de Jerez, los nuevos blancos de Cádiz representan, por tanto, una reivindicación histórica: recuperan metodologías tradicionales y variedades minoritarias que han caído en el olvido. Y, especialmente, los rasgos del terroir de este territorio.
En el sector vinícola el Marco jerezano, los efectos del impacto que ha tenido la irrupción de estos vinos son evidentes. Mientras el Consejo Regulador de la DO Jerez estudia la fórmula para poder integrarlos en su reglamento, estableciendo una normativa para certificarlos, las bodegas más importantes de la región no han querido dejar pasar la oportunidad de sumarse a la tendencia y muchas de ellas ya han presentado al mercado sus propias marcas de «vinos de pasto».

Elisa, blanco con velo de flor

Es el caso de esta novedad que hoy nos ocupa, el blanco Elisa, que firma González Byass. Un lanzamiento que coincide con el 190º aniversario de la bodega, y que «rinde homenaje a su historia y a su tierra».
Aunque en la etiqueta de este Blanco de Albariza, certificado como Vino de la Tierra de Cádiz, no se menciona la añada, se trata de un monovarietal de palomino fino procedente de la Viña Dulce Nombre, del emblemático Pago de Carrascal, de la cosecha 2024.

El carácter de Elisa viene dado en gran parte por su origen: los suelos de albariza que determinan su perfil acerado, punzante y salino. Aunque sin duda el proceso de vinificación y crianza también contribuye a definir un estilo de blanco tan singular: los racimos se vendimian a mano, las uvas se prensan suavemente para obtener el mosto yema –el más elegante y delicado–; tras la fermentación –en botas–, el vino se extrae para luego envejecer durante seis meses en botas de doble envinado, primero con oloroso y, después, con amontillado. Durante este período, permaneciendo en condiciones similares a un vino fino, desarrolla de manera espontánea el característico velo de flor. Otro factor que acentúa su peculiar personalidad.
De allí que Elisa, Vino Blanco de Albariza, no esté tan lejos de la expresión de un fino. Es seco, con recuerdos almendrados, de masa fresca de pan y especias. Aunque aún preserve los matices de la fruta. Y prescinda, por supuesto, del encabezado con alcohol. Pero alberga toda la pureza del terroir del Pago de Carrascal y sus suelos de albariza. Además de la magia inimitable de los vinos jerezanos.