La sidra natural es uno de los pequeños tesoros que esconde la geografía etílico-gastronómica española, a menudo menospreciada como una bebida menor sin más trascendencia que la raigambre folclórica. Sin embargo, los paladares curiosos que se han aventurado a probar sidras artesanales pergeñadas por productores escrupulosos con la materia prima y ambiciosos con la calidad saben bien que esta bebida tiene matices sofisticados e incontables posibilidades de diversificación.
Valga como ejemplo esta Valverán 20 Manzanas, producida por la familia Masaveu en el concejo asturiano de Sariego, emulando la tradición nordeuropea –y canadiense– de las sidras de hielo, que se elaboran a partir de manzanas congeladas en el mismo árbol.
Como Asturias no tiene el clima de Canadá, Valverán es una sidra "de escarcha"; lo que significa que las manzanas no llegan a congelarse, pero al menos sobremaduran en el árbol hasta la llegada del invierno más severo.
La otra particularidad de esta sidra es que está elaborada con una veintena de variedades de manzana: lanquina, Xuanina, De la Riega, Verdialona, Fuentes, Perico, Collaos, Durona de Tresali, Regona, Raxao, San Roqueña, Panquerina…
Tras la fermentación del mosto, Valverán 20 Manzanas se somete a un proceso de crianza en barricas de roble francés, lo que aporta un intenso color dorado-cobrizo y pronuncia su complejidad aromática, con notas de frutas exóticas, miel, especias… El paso por boca es tremendamente seductor, con buen equilibrio entre la acidez y el dulzor propio de la sobremaduración de la fruta.
En definitiva, se trata de una bebida singularísima, que puede sorprender en la mesa acompañando quesos cremosos, foie o algún postre no excesivamente dulce.
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