Atrincherado en ese rinconcito coqueto y encantador, que se esconde en Arriondas, Campoviejo se ha mantenido fiel a sus principios, al compromiso de renovar la cocina de su tierra desde la sensatez y el rigor, adecuándola a los nuevos tiempos y los nuevos gustos, abriendo la mano a la imaginación y al humor.
El camino no ha sido fácil, pero ahí está el resultado: una paleta de sabores nítidos, donde los productos del terruño se mezclan sin complejos con otros llegados de los rincones más apartados del planeta. Su particular sensibilidad para transformar recetas de siempre en vistosas composiciones. Cocina delicada y sabrosa, hecha para disfrutarla con todos los sentidos.
Desde esta forma de entender el mundo gastronómico, José Antonio Campoviejo ha dado a los amantes de lo sutil y lo sabroso grandes platos, como su bombón de Cabrales y manzana asada con chocolate blanco.
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