St Germain, París huele a flor de saúco

Aunque los obsesos del gin&tonic y los fóbicos de los brebajes dulzones consideren que los licores –de hierbas, flores o lo que sea– son cosa de tías ancianas y sobremesas trasnochadas, lo cierto es el universo goloso-espirituoso continúa deparando placeres y unas cuantas sorpresas. Y no sólo para satisfacer a los insaciables de siempre a la hora del sempiterno chupito:…