Al contrario de muchas bodegas españolas, que seleccionarían su vino más añejo, pomposo, pesado, cansino (y carísimo) para celebrar una importante onomástica, Dominio de Tares ha sabido darle la vuelta a la tortilla y para festejar su vigésimo cumpleaños nos sorprende con su lanzamiento más jovial, desfachatado e inesperado. ¡Aleluya!
La bodega que nos ha abierto el camino para descubrir ese tesoro que es el Bierzo, allá hace nada menos que dos décadas, con aquel tinto incombustible que es el Cepas Viejas –una mencía que siempre valdrá la pena volver a probar– ha hecho desde entonces mejores y peores vinos, más y menos interesantes –como cualquier hijo de vecino–, pero ahora se ha sacado de la chistera quizás el más sorprendente de todos: porque El Paisano de Tares 2019, con su aspecto casi de clarete y su vocación de tinto sin pretensiones, es un vino hecho para disfrutar sin complejos y beber a gusto.
Para celebrar el 20º aniversario de Dominio de Tares pensando que una nueva era ha llegado, en la que los prejuicios han desaparecido y un tinto puede ser casi blanco, hasta el punto de incorporar más uvas blancas que tintas (mencía y garnacha tintorera en minoría, frente a doña blanca, godello y palomino fino).
En fin, son solo cuestiones anecdóticas cuando de lo que se trata es de disfrutar y no distraerse, porque apenas se han elaborado 3000 botellas de este Paisano de Tares –con crianza en viejos cubetos de roble– con el que se puede brindar (con porrón) por 20 años más, que no son nada, en una tierra de vinos tan antigua como El Bierzo.
González Byass se suma a la tendencia de los "vinos de pasto".
La expresión menos conocida de los tintos de la Ribera del Duero.
Kweichow Moutai, el más famoso de los baijiu (aguardientes) chinos, también en España.
Las diez primeras vendimias de Lalomba, proyecto que impulsó Ramón Bilbao para exhibir sus viñedos…