Refinado, sensible, elegante, ecléctico… Los rasgos de su personalidad se reconocen en su cocina de alma mediterránea y espíritu extremeño. Platos delicados de porte clásico en los que reinventa los sabores de su tierra.

Cocinero autodidacta, perfeccionista y exigente, es defensor entusiasta de los productos de su entorno. Gracias a un trabajo minucioso y delicado ha logrado transformar recetas populares en bocados de alta cocina: migas, calderetas, gazpachos. En sus recetas se perciben claramente influencias, romanas, árabes y judías. Sin embargo no renuncia al placer que proporcionan ciertos ingredientes ajenos al recetario autóctono como el foie-gras, el caviar o los mariscos. Resulta curioso que estando tan lejos de la costa, la composiciones denominadas “mar y montaña” sean uno de los fetiches de su cocina.

Junto a José Polo –amante del arte y gran conocedor del vino- ha logrado hacer realidad su sueño: Atrio. Un hotel restaurante que se han convertido en una referencia internacional no solo para los gastrónomos sino también para los arquitectos, ya que se encuentra en un edificio magníficamente rehabilitado en el casco histórico de Cáceres, reconocido con el premio FAD. La bodega de Atrio es también un pequeño tesoro y ha sido premiada por la revista Wine Spectator con el Grand Award of Excellence, galardón que reconoce a las mejores cartas de vinos del mundo.

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