Paco Patón es una figura esencial en la hostelería madrileña. Camarero (y a mucha honra) y profesor de camareros. Padre espiritual de todo una generación de jóvenes dedicados al servicio de sala, llevó a cabo su particular revolución, primero en Paradís y después en el hotel Urban. Convirtió la azotea del hotel en un sofisticado espacio en el que puso en práctica una nueva forma de entender la hostelería. Sus equipos de jóvenes con rastas y tatuajes que hablaban idiomas y eran exquisitamente elegantes marcaron una época y un estilo: crearon tendencia. Hoy sigue con éxito al frente de la dirección de F&B (alimentación y bebidas) del los hoteles Urban y Villa Real de Madrid.
Sumiller, conocedor de grandes vinos, y amante de los más sencillos, le hemos pedido que comparta con nosotros sus favoritos y nos cuente en qué situación los bebería. Esta es su lista:
Para tomarlo en El Puerto de Santa María (o en otro puerto), mirando el mar, junto a una chica a la que quiera enamorar.
Es un vino serio, trascendente me lo tomaría estando solo, leyendo y pensando, casi meditando. Frente a él no se necesita más.
Es un vino fresco, amable, pero con personalidad, para disfrutarlo con amig@s y una buena conversación, de pie, en un bar. Invita a la charla, al diálogo.
Ya lo dice el nombre, es un vino que hace sentir, por eso es el que hay que tomarse con con la pareja, con la persona amada. Sin prisa, hay todo el tiempo del mundo para disfrutarlo.
Es un vino muy especial, que necesita compañía, por ejemplo la de unos amig@s en una comida con pescados y mariscos… vino para una cocina con sabor a mar.
Ligero, fresco, desenfadado. Para sonreír en una fiesta con amigos o brindar con mi pareja. Es un vino para pasarlo bien, para beber y reír.
Acompaña perfectamente una barbacoa. Me imagino en el campo, con mucha gente, divirtiéndonos, comiendo, bebiendo, riendo… El vino de la alegría, de la amistad.
Es el vino ideal para animar una comida aburrida en la que los desconocidos terminan siendo amigos. Solo un gran vino puede obrar ese milagro.
Este vino me gusta beberlo en familia, con mi hermana que es la mejor persona que hay en este mundo. Es el vino de la buena gente.
Me lo tomo con dos amigos, con nombres y apellidos, ni uno más. Ahí lo dejo.
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