La sumoll es otra de esas variedades injustamente denostadas, hasta el punto de que en algunas de las comarcas catalanas de donde es originaria se recomienda explícitamente el arranque de sus viñas.
Sin embargo, algunos viticultores díscolos que se niegan a borrar del mapa ampelográfico a esta tinta vapuleada se han atrevido recientemente a reivindicarla, sugiriendo que por su frescura y peculiar carácter se la puede presentar como "la pinot noir del Mediterráneo".
La familia Roqueta, que desde 1983 defiende la expresión de los vinos de la pequeña D.O. Pla de Bages, es uno de los valedores de la sumoll, a la que incorpora en pequeños porcentajes en uno de sus tintos estelares –Expressió– y en este fragante rosado.
Es verdad que en este caso el protagonismo recae sobre todo en la cabernet sauvignon, que monopoliza un 90% del coupage; sin embargo, el carácter fresco, frutal, noble y vinoso que diferencia a este vino de la mediocridad que exhiben la mayor parte de los rosados españoles bien puede tener que ver con el modesto aporte de la sumoll, que regala aquí sutiles aromas de cereza y una boca fresca y convenientemente ácida, que invita a repetir el trago.
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