Cobero 2012, el blanco insospechado de Cantabria

Aunque la viticultura de calidad se ha extendido prácticamente por toda España, todavía perviven unos cuantos prejuicios respecto a aquellas zonas donde la producción de vinos ha sido, al menos recientemente, casi testimonial.

Cantabria es el ejemplo más claro: a pesar de que en la tierra de Liébana el viñedo forma parte del paisaje desde tiempos inmemoriales (en los siglos XVI y XVII la vid fue el segundo cultivo más extendido en Cantabria, tras los cereales), una serie de calamidades llevaron al vino cántabro a su práctica extinción: en el año 1983, apenas sobrevivían en la región 34 hectáreas de viñedo, repartidas en minúsculas parcelas muy diseminadas, muchas de ellas abandonadas a su suerte.

Desde entonces, y a pesar de que el clima de esta comunidad no parece ser el más adecuado para la producción de vinos de calidad, el viñedo cántabro se ha ido recuperando, lentamente pero sin pausa. Y en los últimos años ha comenzado a ofrecer buenas noticias a los aficionados a los vinos auténticos y singulares.

Aún así, nadie esperaba que uno de los blancos más notables de cuantos han aparecido en España recientemente proceda precisamente de Liébana. ¡Y mucho menos que esté elaborado con la variedad palomino!

El insólito protagonista de esta historia se llama Cobero Blanco y ya ha dado la nota por obra y gracia de sumilleres espabilados y curiosos, como José Antonio Navarrete (Quique Dacosta), que lo han incorporado a su bodega y lo ofrecen en los menús de degustación de sus restaurantes.

El peculiar perfil de este Cobero tiene que ver con la inquieta naturaleza de Goyo García Viadero, viticultor, enólogo y sobre todo hacedor de vinos diferentes, que no se ha conformado con acompañar a su familia en desarrollo de la conocida bodega Valduero (Ribera del Duero) y ha preferido buscarse la vida recuperando viñas viejas en zonas poco exploradas, reivindicando las prácticas tradicionales y prescindiendo del uso de enzimas, levaduras o conservantes. 

En la tierra de Liébana, Goyo García Viadero se ha asociado a Tomás Cobo para cultivar cepas de mencía y palomino. Con esta última elabora Cobero Blanco, un vino que descubre una expresión insospechada de esta uva: compleja, amplia y glicérica. Un blanco que no se parece a ningún otro y que abre la incógnita de lo que puede ofrecer esta uva –más allá del fino y la manzanilla– en el inexplorado viñedo cántabro.

Una sorpresa mayúscula, en otras palabras.

Federico Oldenburg

Periodista especializado en vinos y destilados, colaborador de numerosos medios internacionales y jurado de los más prestigiosos certámenes vinícolas.

Grand Cabaret, la última ginebra extravagante de Hendrick’s

Fiel a su espíritu innovador y disruptivo, Hendrick's rompe moldes con su nueva ginebra, inspirada…

5 días

Orange Wine by Pies Viejos 2021: en Valdepeñas también hay vinos naranjas

Elaborado con la variedad airén y criado en huevos de barro, este vino naranja es…

3 semanas

Ron Barceló Imperial Porto Cask, la seducción de la rareza

Barceló Imperial inaugura su colección Rare Blends con un ron de doble envejecimiento, que finaliza…

1 mes

Hacienda La Quintería 2018, petit verdot con acento andaluz

Santiago Jordi presenta este interesante tinto gaditano de uva bordelesa, uno de los más singulares…

2 meses

1866 x Emma Lindström, el brandy de Jerez se viste con arte

El magnífico brandy 1866 de Osborne estrena una edición especial con diseño de la sueca…

2 meses

Classica Gran Reserva 2009, rosado de leyenda

Elaborado con garnacha tinta y viura y añejado 4 años en barricas de roble francés,…

2 meses