El Linze Tinto Velasco Syrah 2023

Tinto manchego con alma de clásico moderno, El Linze Tinto Velasco Syrah nació en 2006 tras el descubrimiento de un viñedo prefiloxérico de tinto velasco, con viñas plantadas hace 144 años con esta variedad autóctona castellana que hoy se encuentra en peligro de extinción.
La cuarta generación de la familia Lucendo, que en 1919 fundó la bodega que lleva su apellido en Argamasilla de Alba (Ciudad Real) ha querido recuperar esta joya olvidada fermentando las uvas de tinto velasco como se hacía antaño en tierra manchega, en tinajas de barro, y criando posteriormente el vino en barricas de roble, añadiendo una proporción de syrah.

Tinto velasco, un tesoro ancestral

En el mundo del vino también hay placeres efímeros. Y no me refiero al pequeño volumen de las botellas (que también): hay vinos que resultan placenteros en el primer sorbo, pero que no tardan en pasar al olvido. Mientras que otros obligan a detenerse, a recrearse, a volver a la copa… Porque en ellos se esconde una historia y mil matices. Este Linze pertenece a esa segunda categoría.
La singularidad de El Linze radica en la bendita tinto velasco, que la familia Lucendo ha recuperando y continúa cultivando bajo prácticas estrictamente ecológicas (y certificadas). En este vino, la autóctona tinto velasco se alía con la foránea syrah, que tras tres décadas en territorio manchego aporta estructura, tensión, y acentos especiados para redondear el conjunto.

Federico Lucendo, uno de los dos hermanos que actualmente dirigen la bodega manchega mentora de El Linze

Vinos manchegos contemporáneos

Rafael y Federico Lucendo, que lideran actualmente este proyecto familiar que la crítica internacional ha celebrado como uno de los más punteros en el contexto manchego, han orientado la vinificación y crianza de El Linze Tinto Velasco Syrah 2023 para que sintonice con las intenciones de la bodega, como un vino que combina la memoria ancestral y la precisión contemporánea.
En su juventud, El Linze Tinto Velasco Syrah 2023 es vibrante, con la fruta en primer plano y taninos jugosos. Con tres o cuatro años de reposo en botella, ganará probablemente en armonía: aparecerán notas de tabaco rubio, cuero, balsámicos más profundos. Y, si la paciencia lo permite, quizás surjan dentro de siete u ocho años registros de trufa, sotobosque y cacao amargo, alcanzando un perfil más serio, por así decirlo.

Un tinto para lo imprevisto

En cualquier caso, sin ánimo de profetizar lo que alberga la botella, podemos asegurar que hoy en la mesa este sagaz Linze se muestra muy versátil aunque pide platos con alma. Brilla con guisos de sabor ligero, pescados azules, e incluso con algunas suertes menos previsibles: cocinas orientales especiadas, salazones… en fin, se trata de un vino singular que invita a investigar en el terreno de de las armonías.