VALORACIÓN98/100
TIPO
DESTILERÍA
Hakushu
FORMATO
70 cl
REGIÓN
PAÍS
JAPON
VOLUMEN ALCOHÓLICO
43
PVP RECOMENDADO 1500 €

Como el resto de los whiskies japoneses, Hakushu 18 años 100 Aniversario sorprende y emociona a partes iguales por su precisión y majestuosidad.
Ya sabemos que los nipones han conocido el single malt como una cultura ajena, pero se han aplicado muy bien a hacerla propia con el rigor el que les caracteriza. Y es así como hoy, cien años después de que el señor Shinjiro Torii, fundara la primera destilería de whisky en Japón, sus whiskies compiten entre los mejores del mundo. Así también como los japoneses son también capaces de cantar flamenco con hondura, bailar el tango como los porteños y cocinar las mejores pizzas. Se aplican a ello de tal modo que llegar al primer nivel, en todas las especialidades.

Suntory, 100 años de éxitos

La historia de Shinjiro Torii y su compañía, Suntory, es un ejemplo modélico de ambición y superación. Aunque sus antecedentes familiares no lo relacionan con el universo de las bebidas espirituosas, ya desde muy joven se introdujo en la importación de licores y destilados, adquiriendo un gran conocimiento. Hasta el punto de que llegó a ser conocido como «la Nariz de Osaka».
Tras abrir en 1899 Torii Shoten, una tienda especializada en bebidas importadas, comprobó que el paladar medio del japonés no estaba acostumbrado a los potentes sabores de los vinos y destilados concebidos al gusto occidental. Así, Shinjiro Torii comenzó a realizar mezclas para obtener bebidas más adecuadas a la cultura del consumidor medio de su país.
En 1907, Torii obtuvo un gran éxito con el lanzamiento del Oporto Akadama, con un sabor dulce, afrutado y equililbrado, concebido a medida del gusto japonés. Pero su creador no se detuvo aquí. Su bebida favorita era el whisky, y su sueño era obtener un whisky propio adecuado para el paladar de sus compatriotas. Definido por su cultura, su naturaleza y singularidad.

 

Shinijiro Torii, fundador de Suntory

 

Yamazaki, el sueño del whisky japonés

El sueño de Shinjiro Torii se hizo realidad en 1923, con la fundación de Yamazaki. La primera destilería de whisky Japón –que este año celebra su centenario– se asentó en las afueras de Kioto, una zona célebre por la calidad del agua. Una condición indispensable para elaborar whiskies que aspiren a destacar en el mundo. En Yamazaki también hay una elevada humedad, factor que resulta muy beneficioso para la maduración del whisky.

Hakushu, single malt japonés suavemente ahumado

Un siglo después de la fundación de Yamazaki, el grupo Suntory cuenta dos destilerías de whisky más en Japón. Una de ellas es Hakushu, impulsada por el maestro mezclador Keizo Saji –sucesor de Shinjiro Torii– en las profundidades del monte Kaikomagatake. Allí, el desafío consistió en trabajar con turba –como en los single malts de la lejana isla de Islay– lo que fue posible gracias al entorno de la destilería. Hakushu también tiene el privilegio de contar con fuentes de agua natural de excelsa calidad en su entorno, que se filtra a través de rocas de granito. Lo que ha permitido crear un perfil de whisky ligeramente ahumado, pero muy elegante y fresco.

 

La destilería de Hakushu, en el monte Kaikomagatake

 

La gran novedad, lanzada para este centenario de Suntory, es una edición especial de Hakushu, que resulta de la mezcla de diferentes whiskies de malta meticulosamente seleccionados, todos ellos envejecidos durante un mínimo de 18 años en diversas barricas y creados en honor a esta onomástica.
Hakushu 18 YO Peated Single Malt sorprende y seduce incluso al más experimentado bebedor de whiskies de este estilo turbado, porque revela un perfil más refinado y elegante dentro de este universo ahumado. Acorde a la sutileza japonesa, aquí los matices del humo nunca llegan a imponerse: se integran en un conjunto armonioso y pleno, con acentos que van en una amplia gama donde aparecen notas de especias, picantes, de hierbas e incluso frutales. Con una bella y larga persistencia. En definitiva, una maravilla de single malt inolvidable. Que sugiere brindar por otros 100 años más de whisky japonés. Kampai!

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