El pasado día 2 de julio se presentó en Taipei –capital de Taiwan, segundo mercado mundial del whisky en consumo per cápita– un destilado a todas luces singular: Nomad, elaborado por la compañía jerezana González Byass con la colaboración de unas de las empresas de mayor prestigio en el ámbito del whisky, Whyte & Mackay.
Nomades una aventura, un desafío y un whisky rompedor por varias razones. En primer lugar, porque inaugura una nueva categoría para esta bebida: Outland Whisky; por tanto, es un whisky mestizo y nómada, tal como indica su nombre. Para comprender este concepto hay que saber que nace de un blended de varios whiskies de entre cinco y ocho años seleccionados por el maestro Richard Paterson, procedentes en su mayoría de la región de Speyside. Una vez hecha la mezcla, el destilado reposó otros tres años en botas de oloroso, para finalmente viajar a Jerez y adoptar su carácter definitivo en botas envinadas en pedro ximénez, durante doce meses, bajo la atenta mirada de Antonio Flores, enólogo de González Byass y sabio mayúsculo en vinos de Jerez.
Tras este peculiar itinerario vital, Nomad se presenta en la copa con un intenso color dorado-cobrizo, regalando voluptuosos aromas de frutos secos, higos y pan de especias, y una boca amable, redonda y con un ligero matiz dulzón.
Es, sin duda un whisky versátil, que sabrán disfrutar incluso los menos avezados en esta bebida, y que puede beberse solo, con hielo, en combinados o incluso como ingrediente de diversos cócteles.
Eso sí: de momento, en España sólo estará a la venta en los duty free de los aeropuertos. Y en la tienda de González Byass, claro. De modo que habrá que deambular como un nómada para probarlo.
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