No son las únicas pero son cinco de las que más me gustan. Bocados populares, de sabores potentes que cuando están bien hechos, como en los cinco lugares que propongo, se convierten en un auténtico lujo gastronómico. Ingredientes humildes que crean adicción: pan, patatas, cerdo…


 

Patatas bravas en Docamar. Alcalá, 337. Madrid.

En este bar castizo del barrio de Quintana las preparan desde 1963. Cada semana fríen más de 2000 kilos de patatas peladas y cortadas en cuarterones regulares, que quedan untuosas y no excesivamente crujientes, porque más que freírse se cuecen en aceite. Se aliñan con una salsa secreta con regusto a pimentón que pica bastante y que se vende en botellas de litro para que los adictos se la lleven a casa. También la sirven con tortilla de patata pero no es igual.

 

 

 

 

Torreznos en Casa Justo. Av. de Europa, 11. Pozuelo de Alarcón. Madrid.

Jugosos y tiernos en el interior y bien crujientes por fuera son deliciosos. La ración es abundante y parece increíble que no resulten grasientos ni pesados. Al parecer los preparan en dos tiempos, primero confitados y luego fritos hasta churruscarlos. La receta es un secreto.

 

 

 

 

Ensaladilla en Bar La tapa. Plaza de las Flores, 13. Murcia

Con la ensaladilla preparan sus  famosas marineras, o lo que es lo mismo una tapa de ensaladilla sobre una rosquita de pan coronada con una anchoa en salazón. En el marinero, la anchoa se sustituye por un boquerón en vinagre. La bicicleta es la misma tapa solo de ensaladilla.

 

 

Pan con tomate en Bar Bas. Rambla de Cataluña, 7. Barcelona

El pan con tomate de este bar restaurante es algo prodigioso. Enrique Valentí es un obseso de la perfección y no ha parado hasta conseguir pa amb tomàquet perfecto. Lo elaboran con un pan de cristal que les proporciona Concept Pa y que someten a un proceso de deshidratación lento para que pierda el agua y después absorba mejor la humedad del tomate. Primero se tuestan en horno y después 4 veces en tostadora hasta que queda dorado.   Los tomates de colgar son de la marca Roseta, magníficos y para rematar un magnífico AOVE. El resultado rebanadas crujientes y fragantes sobre las que poner jamón ibérico, embutidos o simplemente para comerlas tal cual, sin más. Las patatas fritas, que preparan in situ, son también excepcionales.

 

 

 

Oreja a la plancha en Bar Roypa. Santiago Lope 1.  Ezcaray. La Rioja

La sacan a la barra entera, pero precortada para que se pueda comer con facilidad, bien crujiente y muy jugosa.  La oreja de cerdo blanco es la especialidad de este bar siempre repleto de gente.

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