Este cocinero francés sirve clasicismo gastronómico en el tren más famoso del mundo desde hace 30 años trabajando en una cocina-pasillo desde donde atiende a 180 personas por servicio


Semilla de leyendas e historias e incluso protagonista de novelas de misterio, véase ese clásico de Agatha Christie, el Venice Simplon-Orient-Express es símbolo de lujo y glamour. Un clásico del siglo XXI, con eslogan del siglo XIX: “El tren de los reyes, el rey de los trenes”. Y sigue siendo así en la actualidad, porque en su más reciente vuelta a las vías, hace poco más de 30 años, se incluyeron vagones restaurados de 1920 y 1930 para hacer la experiencia, si cabe, más real. Y se cuidó hasta el último detalle, incluida la gastronomía para que no se perdiera ni un ápice de de ese lujo con aires de cien años atrás que tanto agrada. 

Tiene varios destinos y rutas a lo largo de su temporada (de marzo a noviembre), aunque sin duda hay que quedarse con ese Londres-Venecia vía París y Verona que dura 31 horas y surca 1.715 km (2.370 euros) o con el París-Budapest–Bucarest–Estambul de 6 días y 3.688 km (6.920 euros).

Y es la de la gastronomía una de las facetas que más sorprende, acostumbrados a la plasticomida de trenes y aviones de la globalización.  El héroe de esta sorpresa culinaria es el chef Christian Bodiguel, quien. desde 1984, ha convertido su carta en un “must” para los foodies viajeros. Hay que comenzar por mencionar que, desde 1986, son miembros de honor desde 1986 Relais & Chateau, viven en las vías pero con un rumbo claro. 

Acostumbrados a ver cocinas imponentes en recursos y espacio. ¿Quién se imagina que de apenas 11 metros cuadrados -1,80 por 6 metros- se pueda organizar algún tipo de alta gastronomía? El artífice de este logro cuenta que “el mayor desafío para mi y mi equipo es cocinar en una cocina larga y estrecha, que no es más grande que un estrecho pasillo (…) La llave del éxito es ser extremadamente organizado y asegurarse de que el personal de cocina está listo antes de comenzar el viaje”. Y parte de esa organización reside en tener una red de proveedores a lo largo de las paradas de tren para utilizar productos frescos en todo momento.  No se queja el chef de las circunstancias, dice que “es parte de la experiencia y tengo un gran equipo de chef altamente cualificados (dos o tres según el viaje)”.

En esta dinámica surge su famoso Brunch de langosta. “Es muy popular –dice Bodiguel-, lo servimos en el viaje de Londres-Venecia justo después de dejar París. Las langostas nos las traen en la estación parisina y poco después están a disposición de los pasajeros”. Aunque, su  Carne de Charolais con caviar trufado o su Cordero del saladar asado con polenta a la salvia forman parte de su carta desde hace muchos años y son platos esperados por los pasajeros. 

Además, el chef francés reconoce que en mucho del trabajo que desarrollan influye los sitios por los que pasa. “Me inspiro en los diferentes países que el tren surca cada temporada y voy incorporando ingredientes de cada sitio en distintos platos. Por ejemplo, he incorporado especial de nuestros viajes a Estambul cada año como las semillas de zumaque, el comino o las pasas”. Fusión y alta gastronomía, juntos, de la mano, como no podía ser de otra manera.

La lista de famosos que se han apuntado, en un momento u otro, a la experiencia Venice Simplon-Orient-Express es larga: Nelson Mandela, Kylie Minogue (como no con su Locomotion), Charlotte Rampling, Carrie Fisher, Jane Seymour, Keith Richard, Catherine Deneuve Tim Burton forman parte de ella.  Y la lista de datos que persiguen al tren es eterna como que en estos 30 años se han servido más de un millón de comidas –casi cuatro millones de platos- y en cada temporada caen casi 13.000 croissants y 1.700 botellas de champán.

Y es que este espumoso no faltará en su carta de vinos de 350 referencias, que gestiona el jefe de sala (¿o debería llamarse de vagón?) y que incluye vinos de Viejo y Nuevo mundo, según se demandan. La vajilla de Viceroy-Boch  ha sido especialmente diseñada para ellos con detalles art decó. Todos los detalles son importantes. Y mucho más, peo claro, hay que ir. Finalmente comentar que en el precio del viaje están incluidas las comidas en el restaurante y que los desayunos y el (adorable British Touch) se ofrecen en los compartimientos. El lujo, como siempre, sigue teniendo nombre y apellidos y precio, claro. 

Alejandra Yañez

Alejandra Yañez

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