La cocina italiana Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
La mesa italiana, mucho más que un repertorio de recetas: es un lenguaje cultural
Italia acaba de lograr un hito sin precedentes: por primera vez, la Unesco reconoce la cocina de un país en su conjunto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La noticia llegó desde Nueva Delhi, donde el Comité del Patrimonio Inmaterial celebró su vigésima sesión y decidió incorporar esta tradición culinaria a una lista reservada a prácticas que reflejan la identidad viva de las comunidades. Con este gesto, la organización subraya que la mesa italiana es mucho más que un repertorio de recetas: es un lenguaje cultural, un símbolo compartido y un espacio emocional que traspasa fronteras. Según el Ministerio de Cultura, el patrimonio cultural inmaterial reúne prácticas y expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados que se transmiten, como tradiciones orales, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos sobre la naturaleza y técnicas artesanales que definen la identidad de un pueblo.
Desde el primer momento, la Unesco destacó que la cocina del país Mediterráneo constituye “un modelo de identidad sociocultural”, capaz de unir a familias, pueblos y generaciones enteras dentro y fuera de Italia. Esta visión profundamente humana, -recupera la idea de la cucina degli affetti, la “cocina de los afectos”-, y convierte al acto de cocinar y compartir en una práctica cargada de memoria, diálogo y pertenencia.
La noticia ha tenido una inmediata repercusión política y social. La primera ministra, Giorgia Meloni, celebró la decisión calificándola como “un reconocimiento histórico” que, en sus palabras, honra la identidad del país y reivindica un estilo de vida sustentado en la cultura gastronómica. Para el Gobierno italiano, esta distinción refuerza la defensa del sello “Hecho en Italia”, núcleo de su estrategia para proteger productos, saberes tradicionales y territorios.
La gastronomía que va más allá de los platos

El expediente presentado por Roma ante la Unesco remarcaba que la cocina italiana no puede entenderse como un simple conjunto de elaboraciones, sino como un sistema social donde la mesa funciona como lugar de encuentro. El organismo recogió esta idea al señalar que el acto de comer juntos se ha consolidado como una forma de fortalecer vínculos y compartir ideas y emociones.
La candidatura también reivindicaba los orígenes de muchas de sus recetas. Italia ha convertido su antigua “cocina pobre” en un modelo de sostenibilidad: aprovechar los ingredientes, valorar los productos del entorno inmediato y respetar el ritmo de las estaciones, principios que hoy se presentan como sus paradigmas.
La diáspora italiana ha llevado consigo técnicas y sabores que han arraigado en distintos continentes, consiguiendo que su tradición evolucione bajo influencias diversas. Según la propuesta aprobada, la práctica culinaria italiana continúa enriqueciéndose gracias a aportaciones de múltiples culturas.
Un paisaje culinario muy diverso

El reconocimiento de la Unesco no solo pone en valor la popularidad global de la pasta, la pizza o el gelato, sino la gran diversidad regional que define al país. Desde los risottos del norte hasta los embutidos de Emilia-Romaña, pasando por sus carnes, los guisos campesinos y las pastas rellenas , porque Italia encarna un mapa gastronómico tan variado como su geografía.
El país ya contaba con distinciones culinarias específicas, como el arte de los pizzeros napolitanos, reconocido en 2017, o las técnicas de búsqueda y extracción de la trufa, inscritas en 2021. Con la incorporación de la cocina italiana en su totalidad, Italia suma 21 manifestaciones culturales en las listas de la Unesco, quedando solo un paso por detrás de España, que acumula 22.
