Pimiento del piquillo de Lodosa, el rey de los pimientos

WhatsAppWhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterShareShare

El pimiento del piquillo de Lodosa no es un pimiento cualquiera, es el rey de los pimientos. Sin duda el más refinado y aristocrático de una familia con cientos de parientes de todos los colores, formas y sabores.

El amigo americano

A la saga botánica de los “caspicum” pertenecen todos los pimientos, chiles y guindillas del mundo.  Tiene su origen en América del Sur, desde donde llegó a España en tiempos de los Reyes Católicos. Tras un periodo de aclimatación a los suelos y climas de la península, aparecieron variedades modificadas que han pasado a considerarse autóctonas.

Ese es el caso de los llamados pimientos “del piquillo”, que se cultivan en la ribera navarra. Deben su nombre al “piquillo” que se forma en su extremo inferior, que se retuerce y vuelve ligeramente hacia arriba.  Miden entre 5 y 8 cm y tienen forma triangular. Son carnosos, de textura turgente, con un atractivo color rojo intenso, dulces y sabrosos, con toques picantes en alguna ocasión. Los que encontramos en el bote -o en la lata- tienen un inconfundible regusto a horno de leña debido a su particular elaboración.

Producto protegido

Entre los meses de octubre y noviembre, los pimientos se recogen, a mano, en el momento justo de maduración. Antes de embotarlos, se asan en hornos a 700ºC y se pelan, también a mano, sin sumergirlos en agua o ningún producto químico. Solo una pequeña cantidad se comercializa en fresco.

Hasta hace 30 años los “piquillos” no iban más allá del consumo familiar. Hoy son la base de una importante industria conservera. La Denominación de Origen Pimiento del Piquillo de Lodosa, empezó a funcionar en 1987 con el objetivo de preservar y garantizar la autenticidad y calidad  de un producto que cada vez tiene más imitadores. Entre las conserveras que mejor los tratan La catedral de Navarra.

En la cocina

Los pimientos del piquillo dan mucho juego en la cocina. Rellenos son un clásico, igual que en ensalada o como guarnición. Combinan de maravilla con pescados y mariscos, pero también admiten la compañía de carnes y verduras. Por su versatilidad corren el riesgo de morir de éxito, pues no hay carta de restaurante en la que no encontremos un plato con piquillos. Esto, como ya ha sucedido con otros productos (salmón, foie, pichón…) acaba por aburrir y hastiar a los comensales. Así que hay que usar pero no abusar, si se quiere disfrutar más.

Julia Pérez Lozano

Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM. Especialista en gastronomía. Autora de numerosos libros y guías. Trabaja con lo que más le gusta: las palabras y los alimentos.

12 platos populares por los que volvería a un restaurante

Especialidades de la cocina española que justifican la visita al restaurante

17 horas

Los mejores vinos para acompañar una cena gourmet

Transforma tus cenas eligiendo el vino adecuado para cada ocasión

3 días

Las etiquetas alimentarias: la importancia de entender lo que comemos

Aunque el 90% de los españoles se preocupa por su alimentación, solo 3 de cada…

4 días

12 platos famosos de Madrid para comer en San Isidro

Nos gustan a los madrileños y por eso se han convertido en platos típicos de…

6 días

José Peñín, la memoria del vino español

Su libro "Mis memorias del vino", resume 50 años de experiencia de los que hablamos…

7 días

Este es el mejor bocadillo de España 2025

El bocata ‘Mar y tierra’ de Can Gourmet (Ibiza) ganador del II Campeonato de España…

7 días