Acaban de salir al mercado sus primeros vinos con crianza submarina. Envejecen a 30 metros de profundidad acunados por el Mediterráneo y su evolución es mucho más rápida que en tierra. Un monastrell y un chardonnay alicantinos convertidos en un capricho para coleccionistas: los ocean aged wine


Ésta es su primera “cosecha”. Solamente 1.000 botellas que han permanecido tres meses en la bodega submarina que Vina Maris tiene en las aguas de Calpe, junto al Peñón de Ifach. Es una de las pocas existentes en el mundo (hay una en California, Mira Winery, otra en Chile, Viña Casanueva y una tercera en Italia, Bisson) y la primera española en comercializar vinos criados con este sistema en el mar Mediterráneo (en el Cantábrico la empresa Crusoe Treasure hace lo propio en Plencia, Vizcaya, con tintos de Rioja y Ribera del Duero,  la bodega gaditana Luis Pérez produce un 100% tintilla en Conil de la Frontera, y el enólogo Raúl Pérez hace un albariño, el Sketch, mecido por las olas en las Rías Bajas).

Vina Maris es una empresa reciente. Empezó su andadura en 2011 cuando su artífice, Israel Padrino (Madrid, 43 años), ingeniero informático e instructor de buceo se planteó que podía unir sus mayores aficiones –el mundo del vino y las inmersiones en el mar- y hacer de ello un negocio. La idea le surgió tras conocer que en 2010 unos buzos noruegos encontraron en el Báltico un barco hundido que contenía 70 botellas de champagne Veuve Cliquot de 1830, unos espumosos que, lejos de haberse echado a perder, eran perfectamente bebibles.

En estos cuatro años transcurridos han tenido que hacer muchos estudios, indagaciones y pruebas con vinos distintos. Antes hubo que buscar el emplazamiento de la bodega submarina, porque se requiere que las aguas estén a una temperatura constante (entre 12 y 16 grados), a cuatro atmósferas de presión, ausencia de luz y ruido, salinidad, y el movimiento suave y permanente de las corrientes marinas. Todas estas condiciones las encontró Padrino a 30 metros de profundidad, en la costa de Calpe. Y allí están instalada Vina Maris, con una concesión de fondo marino de cinco años prorrogables y la aquiescencia del MAGRAMA.

Los vinos envejecen en jaulones de acero marino (no contaminante y resistente a la sal), que se sumergen con barcos-grúa y buzos profesionales. Cada botella lleva un lacre sintético especial que impide que el corcho se hunda por efecto de la presión. El tiempo que pasan dentro del mar no es inferior a tres meses, período que equivale a entre seis y siete años de crianza en una bodega convencional, según se desprende de numerosas catas que enólogos y sumilleres han ido realizando en estos años. De hecho no hay estudios concluyentes que expliquen qué es lo que ocurre en un vino envejecido dentro del mar, de ahí que la bodega esté trabajando con universidades de Almería y Valencia para intentar arrojar luz sobre el proceso.

Aunque inicialmente Vina Maris empezó afinando fondillones –los históricos vinos dulces de Alicante- , a día de hoy se crían dos vinos de la zona, un blanco y un tinto elaborados por la conocida bodega alicantina Enrique Mendoza. Semanalmente un equipo de buzos controla el estado de las botellas y extrae las necesarias para su comercialización, aunque si el cliente posee el preceptivo permiso de buceo es posible que sea él mismo el que baja a recolectarlos.

Los vinos que acaban de salir al mercado, recién “pescados” son el Vina Maris chardonnay 2013, con tres meses de crianza submarina (precio, 60 euros), un vino con muy buena acidez y volumen en boca, y el Vina Maris Monastrell 2011, con 14 meses de crianza tradicional en barricas de roble francés y posteriormente tres meses de envejecimiento en bodega submarina (120 euros), un tinto redondo, equilibrado, de nariz madura, que se bebe con mucho gusto. En ambos casos los vinos parecen llevar mucho más tiempo envejeciéndose del que realmente tienen. Misterios de Baco y Neptuno.

 

 

Raquel Castillo

Raquel Castillo

Periodista gastronómica, colaboradora habitual de Metrópoli (Diario El Mundo) y de otros medios españoles. Hace 20 años que observa la evolución de la gastronomía española y lo cuenta a través de sus reportajes y entrevistas.

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