Ubicado en el barrio de Chueca, muy cerca de la Gran Vía, el nuevo proyecto de los socios de Nakeima Bar pinta muy bien.

DIRECCIÓN: Calle Victor Hugo 5 Madrid (COMUNIDAD DE MADRID) .ESPAÑA

CONTACTO:


PRECIO MEDIO: De 25 € a 35 €

TIPO DE COCINA: Fusión

DÍAS DE CIERRE:Lunes comida, Lunes cena, Martes comida, Martes cena


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APROPIADO PARA: Para ir en pareja, Con amigos

TIPO DE DECORACIÓN: Moderna



Fernando Calero Gil
VALORACIÓN 6/6

El joven cocinero, ex Nakeima, al que todos llaman Fer, dirige el reciente Haranita (Madrid), que lleva abierto apenas unos días. Aún en pleno rodaje, ubicado en el barrio de Chueca, muy cerca de la Gran Vía, el nuevo proyecto de los socios de Nakeima Bar pinta muy bien.

La carta es corta, barata y sin grandes complicaciones, aunque con platos ricos, bien pensados y ejecutados, algunos ya conocidos de la casa madre. La fusión asiática es predominante y la ejecutan con sentido y acierto. Destacan los dumplings y los baos, al igual que en el popular Nakeima.

Dentro del local

El local es oscuro y con música alta, aunque no tanto como para molestar. Tiene una pequeña barra en el piso de arriba, cuatro mesas bajas y tres altas. En total tienen capacidad para unas 30 personas. En la planta de abajo, algo más pequeña, y aún sin inaugurar, pretenden tener un espacio para copas y postres, de forma que se vaya liberando espacio lo más rápidamente posible en la planta de arriba. Allí pueden caber otros 20 comensales.

 

Y es que, Haranita, está pensado como un restaurante de comida rápida en cuanto a tiempos, con mucha rotación, sin turnos ni reservas. Cocina ininterrumpida desde las 13h hasta medianoche. Eso sí, con el sello de calidad que siempre ha tenido Nakeima: buen producto, guisos caseros, masas hechas por ellos mismos y buen rollismo” a tope. El servicio es cercano e informal, y el propio Fer sale a servir y explicar muchos de los platos en estos primeros días. Cierran domingos, lunes y martes por descanso del personal, que los otros 4 días auguran tener mucho trabajo.

Entre baos y torreznos

Para beber solo ofrecen refrescos, tres opciones de champán y cervezas de Estrella Galicia en botellas de tercio. Prometen ir ampliando un poco las alternativas, pero el espacio reducido impide que puedan tener mucho más almacenaje.

La ensalada de callos es, sin duda, uno de sus mejores platos. Las tripas de cerdo se cuecen en blanco y se cortan de forma que parecen tallarines. Se acompañan de tomates cherry, cebollitas y algas. La clave son las salsas: un potente curry rojo de chorizo y un alioli de jengibre que lo equilibra. Un plato contrastado en Nakeima que encantará a los amantes del picante y la casquería.

Está muy rico el chop suey de verduritas salteadas, entre las que destaca el pak choi, que se sirve sobre una crema de berenjenas y miso. Unos pequeños puntos de puré de limón agradan y refrescan el plato.

Algunos de los platos del restaurante Haranita

Algunos de los platos del restaurante Haranita

Los siumai de papada ibérica, también exportados desde Nakeima, son una explosión de sabor. Tienen mucho líquido dentro, como los famosos xialongbaos, por lo que conviene esperar a que se enfríen y comerlos de un solo bocado.

Los baos, todos con masas caseras y preparados al vapor, son imprescindibles. Suaves y de mordida fácil, se sirven de 4 colores con 4 rellenos diferentes. El Black Bao, relleno de un guiso de sepia, con cilantro es un clásico de Nakeima y probablemente el mejor de la degustación. El veggie, con una boloñesa de soja, no pasa de agradable. Mejor los otros dos: el de pollo al curry, con crujiente de su piel y mayonesa le lima kafir; y el de guiso chino de cordero, con una salsa de pimientos asados por encima que le va perfecto.

Siumai de Papada Ibérica

Siumai de Papada Ibérica

El plato de patatas Hilton merece que le den una vuelta. Las patatas confitadas están buenísimas, así como la salsa agria casera y el gel” de salicornia y apio. El conjunto funciona. El problema llega con el caviar, que se sirve en lata aparte que se abre enfrente del comensal. También está muy rico al comerlo con cuchara, pero desaparece al mezclarlo con la patata y sus salsas. Es mejor alternarlo, cucharadita de caviar y después patatas, que comerlo todo junto.

El torrezno está bastante bueno, crujiente por fuera, aunque de momento no llega al nivel de los mejores de Madrid (por ejemplo el de Roostiq). Se acompaña de una salsa hoisin de cerezas, que funciona bien para aligerar el bocado.

Torreznos

Plato de torreznos

Deja sitio para el postre

El último plato salado de la carta es un original katsu sando, ya que lo preparan con unos jugosos contra muslos, evitando que se quede seco. Además lo rebozan bien y llega crujiente a la mesa. Solo le falla el pan de molde, sin tostar, que parece no ir integrado en el conjunto. Detalle a mejorar.

Katsu Sando

El capítulo de postres está muy bien resuelto con tan solo dos opciones. La primera, para los más golosos, es un “squirty” bao. El divertido nombre viene porque el relleno es ligeramente cremoso y prácticamente líquido, por lo que es imposible comerlo sin que chorree… La masa es tan buena como en los otros baos de la carta y se rellena de yemas de pato, suavizadas y aromatizadas con natillas. Aún mejor es la versión que preparan de la popular tarta pavlova. En este caso se trata de un merengue seco y crujiente, con forma de corte de helado, y un relleno de frutos rojos riquísimo. Dulce, sin excesos, y nada pesado, un postre ideal para acabar una comida potente.

“Squirty” bao y Torta Pavlova

 

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