Comedor con vistas, decoración sofisticada y una carta rendida a los productos del mar. Estos son los argumentos de la nueva propuesta del Grupo Lezama, cómo no, en plena plaza de Oriente

DIRECCIÓN: Plaza de Oriente, 6 Madrid (COMUNIDAD DE MADRID) .ESPAÑA

CONTACTO: 915 413 333   http://www.lalonjadelmar.com/


TIPO DE COCINA: Producto


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APROPIADO PARA: Para ir en pareja, Comida de negocios, Con amigos, Urbano, Con vistas

TIPO DE DECORACIÓN: Contemporánea



Raquel Castillo
Periodista gastronómica, colaboradora habitual de Metrópoli (Diario El Mundo) y de otros medios españoles. Hace 20 años que observa la evolución de la gastronomía española y lo cuenta a través de sus reportajes y entrevistas.
@rcastillo1102
VALORACIÓN 6/10

Tiene un emplazamiento envidiable, frente al Palacio Real de Madrid, en pleno corazón del barrio de los Austrias, y no se han escatimado recursos para que el local esté a la altura de las circunstancias.  Fruto de la asociación entre el grupo de restauración Lezama y la empresa de comercialización de pescados y mariscos Serpeska, Raw Bar/La Lonja se inauguró a finales de año pasado en la plaza de Oriente, feudo de otros negocios del grupo (Café de Oriente, Taberna del Alabardero). Es una doble propuesta  que tiene, por lógica, los pescados y mariscos como hilo conductor, y que se sirve fundamentalmente de la parrilla como técnica a la hora de trabajar los platos. Aunque no exclusivamente.

Raw Bar está a pie de calle. Al entrar llama la atención su sorprendente decoración, la barra de crión iluminada, los zócalos de piezas de madreperla que recuerdan escamas de peces. Las lámparas, los suelos, todo retrotrae a lo marino en este espacio pensado para comer o tomar algo a cualquier hora del día (abre ininterrumpidamente de las 12 a las 2 de la mañana; precio medio 25-35 euros). La carta incide en las preparaciones sencillas, ligeras, más o menos crudas (raw) como la trilogía de ostras con aliño (thai, nikkei), el tiradito de salmonete, de calidad, aunque desdibujado por un cuestionable gazpacho de frambuesa o la selección de ahumados (salmón salvaje, bonito, bacalao, caballa) que preparan en la casa, un humo nada agresivo que matizan con unos toques cítricos; sin duda una de las propuestas más conseguidas. Algún tartar, algún sashimi con el pescado del día, se suman a la oferta marisquera (gamba roja, blanca de Huelva, cigala de tronco, carabineros, percebes) que incita desde un pequeño expositor acristalado. Otra opción es pedir unas vieiras o un tataki de atún a la brasa, aunque la idea del bar es compartir, picotear o, por qué no, tomarse un cóctel (bastante buenos, todo hay que decirlo) que sirven además en formato mini en copitas ad hoc. La vajilla orgánica, los emplatados, están entre los puntos fuertes del Raw Bar.

Arriba está La Lonja, un comedor en el que impera la formalidad, las hechuras de restaurante ortodoxo. De la cocina con parrilla vista salen la mayoría de las elaboraciones, ya sean las verduras ecológicas a la brasa, el pulpo, las grandes piezas de pescado o la carne, que también la hay (chuletillas, solomillo, lomo). También aquí se pide marisco, como abajo, sopa de pescado, tal vez carpaccio de carabinero -que no termina de convencer-, ensalada de bonito (se sobra ajada; le falta verde) o empanada de mejillones, sabrosa y crujiente, de lo mejor.

Con los segundos, lubina al espeto (el rape tiene idéntico tratamiento), que llega con buen punto de brasa, chipirones en su tinta, merluza de Celeiro en salsa verde, recetas tradicionales que se sirven en medio de una escenografía marina con ventanales que miran sin pudor al bello Palacio de Oriente.

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