Hete aquí una de las cervezas trapenses más notables, elaborada en la abadía de Nôtre-Dame de Saint Rémy, cerca de Rochefort (Bélgica). El edificio original de la abadía fue destruido por las tropas de Napoleón y reconstruido a finales del siglo XIX, cuando se recuperó también la producción de cerveza.
Como los monjes trapenses son vegetarianos, esta cerveza se convierte en un rico complemento proteínico para su organismo. De modo que, más que una bebida, es una comida completa: como un bocadillo en estado líquido. Por no hablar de la alegría que aportan los 9,2% de alcohol a la rutinaria vida monacal…
Elaborada a base de dos maltas (Pilsen y Munich), con azúcar candeal y dos tipos de lúpulo (Hallertau y Styrian Goldings) que se añaden dos veces durante el proceso de elaboración.
Rochefort 8 tiene un color oscuro salvaje y un paladar pronunciado, tirando a afrutado y seco al final. El cuerpo, voluminoso, se desarrolla gracias a la segunda fermentación. ¡Es tan corpórea que casi se mastica!
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