Bien saben los champanófilos acérrimos que vale la pena engalanarse y afinar la pituitaria para la presentación de una nueva cuvée de la prestigiosa maison Bollinger. De hecho, con la excepción de su Brut Rosé –que salió al mercado en 2011– esta casa no suele abundar en novedades más que una vez cada medio siglo, que ya es bastante. Esta vez le ha tocado el turno al Champagne PN VZ15
Por eso, cuando nos brindaron la oportunidad de conocer su nuevo champagne via streaming, en conexión directa con la sede de la compañía, en la villa francesa de Aÿ, se antojó una ocasión única.
Sobre todo porque la nueva referencia tiene una producción extremadamente limitada: solo llegará a algunos mercados y en cupos exiguos: para España están previstas apenas 1.000 botellas de esta primera edición o millésimé.
Lo que sin duda disparará los anhelos de quienes quieran probar lo que ha pergeñado el chef de cave Gilles Descôstes, lanzando una suerte de desafío a su equipo de enólogos para ver quién podía hacer el mejor blanc de noirs con los diferentes crus de los que dispone la casa en lo que respecta a la perla negra de las variedades del viñedo champenoise. El elegido fue el Verzenay de 2015, con pequeños porcentajes de selectas parcelas de Aÿ, Bouzy y Tauxières, que ahora llega a manos y paladares de los incondicionales de Bollinger en forma de botella, como este PN VZ 15, primer blanc de noirs oficial de la casa, aunque no el último, porque con la novedad llega el anuncio de que este será el primer champagne de una serie de pinots vinificados en blanco de diferentes crus y edición limitada que verán la luz en años venideros.
Como es habitual en los champagnes de Bollinger, el flamante PN VZ 15 se ve enaltecido con la adición en el assemblage final de un 20% de vinos de reserva –del 2009 al 2010– de cuantos se conservan en las cavas de la maison, siempre en formato magnum, lo que contribuye a incrementar la complejidad y las sensaciones vinosas que alberga el burbujeante elixir, que viene a reivindicar, al fin y al cabo, la querencia de esta casa por la preciosa pinot noir: en la copa, un color delicado, apenas grisáceo, aromas de cereza, finos recuerdos de pastelería, uvas frescas e higos secos y flores blancas y una boca vivaz, afilada y plena, con recuerdos de albaricoque y avellana y un final alegre y persistente.
En definitiva, un champagne fabuloso cuyo único pecado es quizás su insultante juventud.
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