VALORACIÓN92/100
TIPO
VARIEDADES
garnacha
BODEGA
Vintae
FORMATO
75 cl
ORIGEN
Vinos de España
REGIÓN
Aragón
PAÍS
ESPAÑA
PVP RECOMENDADO 16.75 €

Aunque en El Bar de Gastroactitud no somos muy afectos a las onomásticas oficiales de las cosas del comer y el beber –al fin y al cabo, cualquier día es bueno para celebrar y consumir los mejores productos de esta tierra–, el pasado 15 de septiembre, con la excusa de celebrar el Día Internacional de la Garnacha, nos dio por descorchar una botella de Garnacha Perdida.

Vino del proyecto liderado por Raúl Acha, enólogo de Vintae y que bajo la bandera de Proyecto Garnachas de España, se ha propuesto sacar partido a viñedos singulares de esta variedad tan presente en la península Ibérica y capaz de dar a luz vinos muy distintos y representativos de sus respectivos terroirs.

Hasta la fecha, esta iniciativa de Acha ha dado a luz seis monovarietales de esta uva, todos ellos muy diversos y procedentes de viñedos remotos: La Garnacha Olvidada de Aragón, La Garnacha Olvidada del Moncayo, La Garnacha Perdida del Pirineo, La Garnatxa Fosca del Priorat, El Garnacho Viejo de la Familia Acha y La Garnacha de Hielo.

Los tres primeros proceden de Aragón, el cuarto de Cataluña y los dos últimos de La Rioja, siendo el sexto vino una absoluta rareza, elaborado con granos vendimiados a finales de diciembre, con temperaturas entre los 5º y 10º grados bajo cero, ofreciendo la escasa uva que se mantiene a esas alturas en la viña una concentración de azúcar máxima, de lo que resulta un vino dulce de producción muy exclusiva.

La Garnacha Perdida

Pero el que nos ocupa aquí es La Garnacha Perdida del Pirineo 2017, tinto elaborado con uvas procedentes de la localidad de Uncastillo, situada a 800 metros sobre el nivel del mar, en el extremo norte de la provincia de Zaragoza. Estas garnachas, cultivadas sin ningún tipo de tratamiento, ofrecen un vino de perfil sutil, sorprendentemente atlántico, fresco, con taninos amables y ricas sensaciones de fruta negra que conviven con matices balsámicos y de hierbas de monte. Con una vivacidad que no parece mermar con el paso de los años en la botella.

En definitiva, un placer encontrado en una garnacha perdida que anima a probar las otras referencias del proyecto impulsado por Vintae y su inquieto enólogo.

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