En el ático del showroom del decorador Pepe Cabrera, uno de los más vanguardistas del país, se esconde Aticcook Joël el espacio gastronómico del cocinero Rafa Soler. Una completa renovación del restaurante como espacio y como concepto, le ha obligado a poner en práctica nuevos esquemas y a replantearse muchas cosas. La excepcional ubicación le sitúa en la vanguardia del diseño. Sus paltos se elaboran en las más modernas instalaciones de cocina firmadas por marcas tan prestigiosas como Bulthaup, Gaggenau, Eva Solo, Stelton, etc. Sin embargo eso no significa que haya roto el hilo que desde hace mucho tiempo le une a la tierra.
Como muestra un botón de lo que se puede encontrar en su menú Joël: tomates del terreno (mojama, aguacate, hierbas); bonito (alficoz encurtido, almendra, jugo de caracoles picante); gamba roja de Denia (acelgas frescas, lima y piñones); caballita (pibil, hinojo salvaje y cítricos); cebolletas (anguila ahumada, harissa y jugo de café); arroz (meloso de sepia, clotxinas, coliflor tostada y alioli de tinta); pescado de lonja (al carbón, all i pebre y migas); y carrilleras (estofadas, mahonesa de curry, trufa negra). Productos del terruño que se abren al mundo con leves guiños cosmopolitas. Preparaciones sencillas donde se busca no enmascarar el sabor de unos ingredientes buscados con esmero. El precio del menú son 50€, es preciso reservar con tres días de antelación y hay que elegir menú y los vinos un día después de hacer la reserva. Esas son las nuevas reglas del juego. Auténtica alta costura a medida y gusto del comensal.
De esta forma, lucha contra los "no show" (la mala costumbre de reservar mesa en un restaurante y no presentarse) ya que al hacer la reserva se abona una cantidad (se penaliza económicamente la no aparición en la sala) y por otro, garantiza al cliente la mejor calidad en lo que ofrece, si sabe perfectamente cuantos van y lo que van a comer, un producto siempre de primera calidad.
Soler aprendió cocina con Martín Berasategui en Lasarte: amor al producto y a las cosas bien hechas. Después trabajó en el barcelonés Drolma y luego en L´Atelier de Joël Robuchon en París con quien le une una especial relación. De vuelta a su tierra, se desfogó en el restaurante familiar hasta llevarlo a obtener un notable en la guía “Lo mejor de la gastronomía” de Rafael García Santos, y aparecer destacado en todas las guías como parte de la denominada “Nueva Generación de la Cocina Valenciana”.
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