Costa de la Muerte: Galicia sabrosa y salvaje
De Finisterre a Malpica, bosques, acantilados, retazos de historia y buenos restaurantes.
La provincia de La Coruña (A Coruña) encierra algunos de los parajes más hermosos de Galicia, la Costa de la Muerte (Costa da Morte) es uno de ellos. Un litoral rocoso, festoneado de largas playas de arena blanca con aguas frías, temido por los navegantes y codiciado por los gastrónomos. Sobre las rocas de granito de Roncudo crecen los percebes más famosos de España. También se alzan las cruces en recuerdo de los que nunca volvieron de la mar: 150 en el siglo XX solo en el municipio de Corme.

1.- Sardinas en Malpica. 2.- Cabo Vilán en Camariñas. 3.- Castro de Borneiro. 4.- Percebeiro en Laxe
Desde Finisterre hasta Malpica la orilla del Atlántico serpentea entre acantilados y olas de espuma. Una ruta llamada “El Camino de los Faros” recorre 200 kilómetros de costa jalonados por siete faros que con su luz alumbran el litoral más mortífero de Europa. Paisajes de belleza salvaje -todavía- donde la mar muestra su poder y la tierra esconde restos de civilizaciones lejanas como el castro de Borneiro o el Dolmen de Dombate, o curiosidades como la playa de los cristales (Corme), el cementerio de los Ingleses (Playa do Trece), o la casa del Alemán (Camelle).

Dolmen de Dombate
Finisterre (Fisterra)
Los romanos llegaron a esta zona de Galicia y consideraron que habían conocido el fin de la tierra. Que allí se acababa todo. Lo llamaron Finis Terrae. Peregrinos de todas partes del mundo terminaban allí el Camino de Santiago ya que allí fue a donde los discípulos del Apóstol se dirigieron para pedir a las autoridades romanas permiso para enterrar al Santo. A los pies del pueblo, la preciosa playa de Llagosteira y a pocos kilómetros el faro. En Finisterre se puede pernoctar en el moderno Bela Fisterra, a pie de playa o en el tradicional Mar de Fisterra, suspendido sobre la playa y magníficas vistas.

Plata de Llagosteira vista desde el Cruceiro
Terra
Paseo Ribeira, 65. Finisterre. Tel.: 981 32 03 26. Cierra: domingo y lunes. Precio medio: 80 euros.
Por no tener no tiene ni rótulo. Cinco mesas y una barra tras la que se abre la cocina. El joven cocinero Brais Pichel no sigue el ideario gallego. Es capaz de cambiar la ajada por kimchi y el caldo de grelos por infusiones fermentadas. Pero -y esto es lo bueno- lo hace con sentido común, conocimiento y mucho criterio. Se siente libre para cocinar el producto que le rodea como le pide su instinto y, de este modo, ofrecer una opción diferente que se aleja del marisco cocido y el pescado al horno que dominan la zona. Solo ofrece menú degustación. Imprescindible reservar. Le acompaña un equipo joven tanto en sala como en cocina. Puedes leer la crítica de Terra aquí.

Tira do cordel
Lugar de San Roque, 2. Finisterre. Coruña. Teléfono: 981 740 697. Precio medio: 65 euros.
Desde 1998, este popular restaurante, ocupa una antigua fábrica de salazón, reformada y reconstruida con piedra y madera, respetando la estructura original en un extremo de la playa de Llagosteira. La oferta de pescado fresco es muy abundante pero la lubina preparada a la plancha, abierta y sin espinas, con una salsa sencilla de aceite, vinagre, sal y perejil es obligatoria. Los mariscos de concha como navajas, almejas, berberechos, zamburiñas, se encuentran entre sus especialidades. También se puede tomar una cerveza en el exterior.

Panadería Germán
José Luis Estevez hace pan en el fin del mundo siguiendo las recetas antiguas de las abuelas del lugar. Panes enormes de masas hidratadísimas que gozan de gran fama en el pueblo y alrededores: las colas son diarias. Además en al panadería preparan una magnífica tarta de santiago, buenas empanadas y otras especialidades. Cuentan también con un coqueto salón de té para merendar y disfrutar su dulcería. Una idea de picnic que no falla es preparar unos buenos bocadillos con pan de una rosca de Panadería German y el jamón cocido de la tienda de ultramarinos que hay en la misma Calle Real: éxito seguro.

Mugía (Muxía)
Pequeña población pesquera, rodeada de maravillosas y desiertas playas, concentra un interesante patrimonio histórico. Además del el santuario de la Virgen de la Barca (el segundo domingo de septiembre hay una llamativa romería), fundado en la Edad Media, destacan varias iglesias románicas y el hórreo de Ozón (27 metros), uno de los más largos de Galicia. En 2020 se inauguró el Parador Costa da Morte sobre la playa de Lourido.

Playa de Nemiña
A furna

Nemiñarea
Playa de Nemiña, 57. Muxía. Tel.: 981 19 72 31. No cierra en verano. Precio medio: 35 euros.
A mitad de camino entre restaurante y chiringuito (se puede comer en bañador y chanclas en la terraza sobre la playa) este encantador lugar está en la preciosa playa de Nemiña paraíso de los surfistas gallegos. Antiguamente se llamaba O Saburil. Destacan los guisos como la caldeirada de raya y los mariscos a los que presumen de darles buen punto de cocción. Servicio amabilísimo. Un lugar perfecto para pasar un día de playa en la Costa da Morte. Ah, Nemiña es el final de la séptima etapa de la fantástico camino de los faros que recorre la costa.

Porto Cereixo
Esta aldea del municipio de Vimianzo, merece una parada y un recorrido a pie. En mitad de la llamada Ría do Porto, es un enclave en el Río Grande que desemboca en la Costa de la Muerte. La mención escrita más antigua de este lugar se remonta a 1228 durante un viaje del rey Alfonso IX de León y al parece fue la puerta de entrada al Camino de Santiago de los peregrinos Ingleses que desembarcaban aquí. Se conserva la iglesia románica de Santiago, las torres de Cereixo, un molino de mareas, un horreo y un hermoso conjunto urbano con casas de piedra .

Vista de las casas de piedra de Porto Cereixo
Camariñas
Localidad marinera de la Costa de la Muerte se alza en un extremo de la ría que lleva su nombre flanqueada por el cabo Vilán. Es famosa – además de por sus mariscos y pescados, aún conserva una flota considerable- por sus encajeras que manejan los palillos con destreza. Su trabajo está recogido en el museo del encaje que hay a la entrada de la localidad. Arou (con una preciosa playa) y Camelle fueron muy probablemente emplazamientos vikingos.

Palilleras tejiendo encajes de Camariñas
Taberna do bico
El mar y los viñedos se funden en esta tabernita que se está labrando muy buena fama entre los aficionados. Sara y Dani, tienen la mirada puesta en las tradiciones de su tierra, en preservarlas y engrandecerlas. Mariscos y pescados de la costa, pero también carnes de reses gallegas y buenos vinos seleccionados con esmero y conocimiento. Un buen lugar para una parada de avituallamiento en una ruta gourmet.

Lage (Laxe)
Es una de las localidades más populares de la costa, repleta de casas de veraneo y un poco agobiante los mes de calor. Aún así, en su larga playa siempre hay sitio. Es lo que tiene el norte de Galicia, que las playas nunca se llenan, tal vez porque el agua está fría. También por eso es una de las zonas favoritas de los percebeiros para faenar, hay una ruta marcada que recorre los cantilados. En las pozas naturales, entre sus rocas crecen las algas y otros organismos marinos de enorme belleza. En este municipio funciona el Colectivo Xebre una cooperativa de productores ecológicos de la Costa de la Muerte, que llevan sus productos a los mercados locales (Lugo, Coruña, etc). Presumen de tener los tomates más ricos de Galicia: el Negro de Santiago, Abuela Osedo y Apimentado.

También los percebes tienen su ruta, como los faros
Arrueiro

Puenteceso (Ponteceso)
Este tranquilo pueblo, además de ser la patria del poeta gallego Eduardo Pondal (cuya casa museo, junto al puente, se puede visitar) se encuentra en uno de los ecosistemas dunares más hermoso de Galicia: las dunas de Barra son el lugar ideal para caminar y observar aves marinas. La subida y bajada de la marea, sobre todo cuando hay mareas vivas (cerca de la luna llena) es muy llamativa, ya que algunos islotes se vuelven accesibles a pie cuando el agua se retira.
En la playa de Baláres, un viejo muelle utilizado por los nazis para cargar wolframio y titanio de las minas cercanas, llama la atención, tanto como la soledad del paraje cuajado de pinos, que este verano casi resultó arrasado por el fuego, por suerte, el monte de la derecha se salvo.
Al concejo pertenece Corme-Puerto, cuna de navegantes famosos, donde amarra una de las flotas pesquera más numerosas de la costa de la Muerte, aunque tras años de recortes no es ni sombra de lo que fue. En los acantilados del faro Roncudo, se consiguen los mejores percebes, pero solo en diciembre y algunos días de verano (julio para la fiesta del percebe de Corme y agosto, el resto del año la recogida está vedada. En Corme Puerto hay un museo dedicado al almirante Mourelle de la Rua, el marino olvidado que fue el primero en llegar a Alaska aunque muy pocos los saben. Para aprender mucho sobre la zona y sus tradiciones nada mejor que contactar con Suso Lista, marino retirado, hombre culto que ama su tierra y está empeñado en darla a conocer a los viajeros a través del proyecto 7Faros.

Dunas de Barra
Hotel Restaurante Balarés
Playa de Balarés. Ponteceso. Tel.: 622 591 400. Cierra solo los lunes en temporada alta. Precio: desde 60 euros sin bebida.
La cocinera Silvia Facal y su marido Rafa Varela son los anfitriones perfectos. Abandonaron La Coruña, donde regentaban A Mundiña, para refugiarse en este enclave privilegiado. Un lugar de ensueño en el que olvidarse del mundo y disfrutar de la sabrosa comida de Silvia. Producto local muy bien escogido (buenísimas almejas, chipirones de la ría, pescados de las lonjas cercanas de Laxe y Muxía…). Si la terraza es una locura, la cocina con lareia (hogar de las antiguas casas gallegas) no es menos, el invierno allí será una delicia. Silvia trabaja a medida de los clientes y casi por encargo. La carta cambia prácticamente a diario según lo que ofrece la lonja. El menú se compone principalmente de mariscos, pescados y verduras. Para los huéspedes del hotel ofrece unos desayunos que son un verdadero privilegio: filloas, tarta de chocolate, bizcocho casero… cada día una sopresa.

Panadería Forniños

Los hermanos Velo en el obrador con la balanza que usaba su abuelo
Malpica de Bergantiños
Este pueblo marinero, que como casi todos los de la Costa de la Muerte no tiene ningún encanto (en los años 70 y 80 del siglo pasado las casas de piedra fueron sustituidas por horribles edificios de pisos) lleva como apellido el nombre la comarca a la pertenece y sus hombres se ganaron la fama de intrépidos pescando ballenas hasta el siglo XVIII. La pesca de bajura y las fábricas de conservas fueron durante años su motor económico, ahora ya solo queda la pesca porque las conservas desaparecieron. Si el núcleo urbano no tiene interés las playas que lo circundan son magníficas.

Playa de Malpica
Material

As Garzas
El bravo Atlántico se cuela por las ventanas de esta casa de piedra del corazón de la Costa da Morte, que además de restaurante es un encantador hotel de gestión familiar. Materias primas de calidad, no solo los pescados y mariscos, también las verduras, que se preparan con acierto. Recetas sencillas y presentaciones elegantes que se acompañan con vinos gallegos. Estupendos postres. Disponen de un menú degustación (92€) y un menú-carta (72€) en el que se incluyen especialidades tan apetecibles como la caldeirada, el mero con grelos, la xarda (caballa) en escabeche, etc. Un lugar encantador para pasar un fin de semana… o más. La buena comida y las vistas al mar están aseguradas. Desde hace un par de años están al frente Xuxo Agrasar y Eva Fares, la tercera generación.

Buño
El pueblecito de Buño es famoso en toda la provincia por sus hornos alfareros y por la calidad de las piezas que producen sus profesionales. Un pueblo entero dedicado al barro y el torno, como tantos otros de España, que ha sabido renovarse y adaptarse a los nuevos gustos y tendencias. Es muy interesante la visita al Ecomuseo Forno do Forte.

Ecomuseo Forno Forte
Alfarería Lista

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