Isabelle Brunet, de sumiller a viticultora
Tras recoger experiencia en elBulli, Lavinia y Monvínic, Isabelle Brunet presenta Calcite.
Siempre discreta, Isabelle Brunet es una sumiller que ha desarrollado una notable trayectoria profesional en España, que le ha llevado a destacar en establecimientos de referencia –elBulli, Lavinia, Monvínic–, donde ha demostrado su espíritu curioso, gran sensibilidad para catar e interpretar los vinos del mundo y una evidente vocación para promover la cultura vinícola.
Esta inquietud y su pasión por internarse en todos los aspectos relacionados con la producción y el disfrute de esta bebida, le han llevado a elaborar sus propios vinos en uno de los territorios más singulares del viñedo catalán: el Garraf, una zona que con sus suelos calcáreos y proximidad al mar Mediterráneo es una excepción en el contexto del Penedès.

Calcite Blanco y Tinto, los vinos que elabora Isabelle Brunet en el Garraf
De Londres a elBulli
Brunet, que lleva ya tres años involucrada en la producción de Calcite –blanco y tinto–, y en este 2025 emprenderá su cuarta vendimia, nació en Vausseroux, un pequeño pueblo de la región del Loira (Francia), donde «hay más vacas y cabras que gente».
Isabelle creció en una familia de hosteleros, por lo que el vino ha formado parte de su ámbito cotidiano desde que tiene memoria. Una curiosidad innata, y el deseo de aprender y ampliar su perspectiva, le llevaron primero a Londres, donde llegó muy joven para comprobar que la capital británica es una suerte de «ombligo del mundo» en el aspecto vinícola, con «una sociedad cosmopolita y desprejuiciada a la hora de apreciar vinos de cualquier origen y estilo, lo que da lugar a una oferta increíble».
«Llegue a Londres a principios de los años 90, trabajando primero en el servicio de sala de distintos restaurantes y, a partir de 1994, como sumiller, lo que me llevó a incorporarme al equipo de The Ritz London Club y participar en la apertura de The Orrery, donde Terence Conran consiguió sus primeras estrellas Michelin», apunta Brunet.
Pero, aún siendo un epicentro muy importante para el consumo del vino, Londres no te atrapó…
Es verdad. Quería vivir otras experiencias y ampliar mi cultura del vino, así que en 1998 me fui a Australia, donde trabajé en diversos restaurantes. La misma inquietud me llevó a viajar para conocer bodegas en Nueva Zelanda, California, Portugal, Francia y España.
¿Y por qué te asentaste finalmente en España?
A España llegué en el año 2000, sumándome al equipo de elBulli como sumiller. Estuve allí hasta septiembre del 2001, viviendo una experiencia increíble, en un ambiente mágico, realmente inspirador. Salí de allí para participar de la apertura de la tienda de Lavinia en Barcelona, donde trabajé hasta mediados del 2004. Luego regresé a Australia para colaborar con Phillip Jones, que elabora grandes vinos de pinot noir en su finca Bass Phillip, en Victoria. Fue una oportunidad soñada para aprender sobre técnicas de vinificación y biodinámica. Pero está claro que España era mi destino, porque a los seis meses volví a Barcelona para integrarme al proyecto de Monvínic. Trabajé allí desde la apertura, en 2004, hasta 2020, los últimos seis años dirigiendo el equipo de sumilleres y la sala.

Isabelle Brunet, durante su etapa en Monvínic (Barcelona)
Monvínic y la cultura del vino
Desde su inauguración, Monvínic se convirtió en un referente para la difusión de la cultura de vino en España. Y se consagró como uno de los mejores wine bars del mundo, como señalaron medios y expertos internacionales (The Wall Street Journal, International Wine Challenge, Food & Wine…). ¿Qué elementos contribuyeron a que alcanzara esa notoriedad?
Creo que Monvínic era mucho más que un wine bar. Era un centro cultural del vino, donde la selección de 4000 referencias que albergaba la cava, la biblioteca, la gastronomía, el conocimiento del equipo de sumilleres, las catas y actividades que se programaban y el diseño del espacio respondían a la pasión y sensibilidad de su fundador, Sergi Ferrer Salat. Un filántropo que quizo compartir esa pasión e interés por el vino con todos los aficionados a esta bebida. De hecho, los grandes vinos de la cava procedían de su bodega personal. Y también los libros que se podían consultar en la biblioteca. Eso fue lo que hizo de Monvínic un lugar tan especial, incomparable e irrepetible.
Tras la experiencia de Monvínic, ¿cómo llegas a elaborar tus propios vinos, Calcite, asumiendo un rol tan distinto al que tiene un sumiller en este sector?
Mis vinos no nacen de un proyecto premeditado, sino de un cúmulo de circunstancias vitales y profesionales que me han situado en este papel. Nada es casual. Calcite es una oportunidad que surge al descubrir un lugar del que me enamoré, el pueblo de Viladellops, y de la suerte de conocer a la gente de Finca Viladellops, la bodega que me ofreció la oportunidad de elaborar estos vinos, con el apoyo de Carlos Nieto. Un enólogo honesto, discreto y generoso que me ayuda en todos los aspectos técnicos. Con el que estoy aprendiendo un montón.
Calcite, el carácter del Garraf
En la añada 2023 –la que hemos probado– tanto Calcite Tinto como Calcite Blanco se distinguen por el carácter de un territorio tan singular como es el Massis del Garraf, con una expresión fresca marcada por la mineralidad y los matices salinos. ¿Qué fue lo que te atrajo para elaborar vinos en esta zona?
En el Garraf coinciden varias condiciones que me interesan: la altura, los suelos calcáreos y la proximidad del mar. Las variedades adaptadas a esta zona ofrecen una expresión muy diferenciada. Mis vinos pretenden ser fieles a ese carácter. Calcite Blanco 2023 está elaborado con xarel.lo blanco, xarel.lo vermell y un pequeño porcentaje de malvasía de Sitges. El tinto de la misma añada, principalmente con garnacha tinta, secundada por cariñena. Las uvas proceden de viñedos orgánicos y trabajo exclusivamente con levaduras autóctonas. La crianza tiene lugar parcialmente en damajuanas y en barricas usadas. La producción es pequeña, en torno a 2000 botellas entre los dos vinos.

Brunet, junto a una de las damajuanas donde cría sus vinos
Más allá del desarrollo de Calcite, ¿qué te queda por hacer en el mundo del vino?
Seguir aprendiendo, siempre. Viajando, para conocer otras zonas vinícolas, disfrutando. También trabajar en temas de formación para las nuevas generaciones. Y contribuir al desarrollo del enoturismo, que tiene un gran potencial y futuro.
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