Cayetano Martínez de Irujo ha revolucionado la Casa de Alba.  Con un ambicioso proyecto agroalimentario ha puesto patas arriba una de las mayores posesiones agrícolas de España. Una apuesta firme y arriesgada.


 Su sueño se ha hecho relaidad: convertir las fincas de la familia en una empresa agroalimentaria a la altura de los tiempos, cuyo objetivo es la producción y comercialización de alimentos de calidad bajo la marca Casa de Alba. En definitiva, aportar valor añadido al campo. En esta entrevista nos cuenta cómo surgió el proyecto y cómo se está desarrrollando.

 

¿Frente a la tecnología de última generación, ustedes apuestan por la agricultura?

Nosotros apostamos por lo nuestro, por lo que tenemos. Gestionar una casa como la de Alba no es fácil. Las fincas agrícolas son una parte importante del patrimonio. Era necesario ponerlas al día. En total somos propietarios de 25.000 hectáreas, todas en producción, repartidas en las provincias de Salamanca, Córdoba y Sevilla. El nuevo proyecto ha obligado a invertir en infraestructuras. Buscamos hacer marca, tener un producto diferenciado y así aportar valor a la agricultura.

¿Aceite, carne, ibéricos, cítricos… Esto no es un capricho, parece serio?

Claro que es serio. Casa de Alba es un proyecto agroalimentario de calado, en el que hay implicadas otras empresas especializadas con las que nosotros trabajamos, socios estratégicos que conocen bien cada segmento de mercado. Queremos hacer una marca de prestigio, que ofrezca productos de calidad y cuyos beneficios reviertan en el campo. Las fincas de Córdoba, que fueron las primeras que se incorporaron al proyecto, y las de Salamanca, ya están reflotadas y a pleno rendimiento. En Sevilla, por desgracia, las cosas van más despacio. Allí el campo es muy complicado.

¿Y qué hace un aristócrata subido a un tractor?

Pues trabajar. Yo quise ser ingeniero agrónomo, pero el entonces marido de mi madre me dijo que jamás trabajaría en las fincas, y lo dejé. Ahora tengo la oportunidad de hacer lo que siempre quise y lo voy a hacer. Fue idea de mi madre y cuento con la confianza de mis hermanos, que si al principio eran reticentes, ahora me apoyan al 100%.

El proyecto que me cuenta me recuerda a Duchys Original del Principe Carlos de Inglaterra

Bueno, no es lo mismo, pero en cierto modo nos ha servido de inspiración, sobre todo en lo que se refiere a comercialización. Nosotros buscamos una imagen común para todos nuestros productos y una penetración grande tanto en España como fuera. Vamos a hacer las cosas despacio para equivocarnos lo menos posible, pero el proyecto es muy ambicioso. El campo, la agricultura son el futuro. Potenciar las producciones autóctonas es una tendencia en alza en todo el mundo. La gente quiere saber quién produce y cómo se hacen las cosas que se comen. Quieren alimentos con nombre y apellido, eso da confianza.

En la primavera de 2013 presentaron una edición limitada de aceite de oliva, en otoño salió a la venta la primera cosecha. ¿Cómo ha ido?

Muy bien, estamos muy contentos. Han sido años de trabajo con la empresa cordobesa Alcubilla2000 hasta lograr lo que queríamos. Nosotros tenemos las aceitunas de los olivos centenarios de la finca de Buenavista (Córdoba), pero para hacer el aceite (como el resto de los productos) hemos confiado en empresas punteras de cada sector. En este caso en una almazara ejemplar. Además hemos contado con el asesoramiento la doctora Brígida Jiménez, directora del Centro de Investigación y Formación Agraria de la Junta de Andalucía. Embotellamos aceite de oliva virgen extra de la variedad picual con dos marcas diferentes, Casa de Alba, que es la línea Premium, y Alter Ego, con una producción de 15.000 botellas, que estarán disponibles en grandes superficies, hoteles y restaurantes en formatos de 500ml y 250 ml.

¿Lo siguiente?

Aceite y carne de vacuno han sido los primeros productos. El aceite porque es un buque insignia del campo español y de la gastronomía y la carne porque mi padre hizo unos cruces de charolaise con morucha que han dado origen a una raza excepcional con una carne magnífica. El negocio cárnico lo hemos desarrollado con Incoba, igual que en el del ibérico tenemos a Julián Martínez como socio estratégico. Siempre empresas familiares con las que establecemos lazos de colaboración muy estrechos, no solo es un tema económico sino de filosofía empresarial. También producimos naranjas en la finca de Aljobar –que son las que siempre se comieron en casa-, frutos secos, y a más largo plazo comercializaremos galletas, pasta, etc, para dar salida a la producción de trigo. En definitiva se trata de buscar un valor añadido para los productos del campo. En lugar de venderlos a granel que es lo que hacíamos, ahora les ponemos nuestra etiqueta.

¿Y para comprarlo, solo en espacios goumet?

Hemos comenzado con El Gourmet de El Corte Inglés, pero ya estamos en las tiendas de los aeropuertos, y en algunas grandes superficies. Además queremos entrar en el canal Horeca, para que también los restaurantes puedan tener nuestros productos y creemos mucho en la venta on-line.

Aceite Casa de Alba

Julia Pérez Lozano

Julia Pérez Lozano

Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM. Especialista en gastronomía. Autora de numerosos libros y guías. Trabaja con lo que más le gusta: las palabras y los alimentos.

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