En 2017, los españoles consumieron un total de 32,54 kg por persona al año, un 2,5% menos respecto a 2016. Si nos gusta tanto el pan ¿por qué cada vez comemos menos?


El sambenito de que “el pan engorda” lastra el consumo de pan. De hecho, la encuesta “Hábitos y consumo de pan en España”, realizada por Pan Cada Día revela que el 33,4% de los españoles prescinden del pan porque piensan que engorda o creen que no es necesario en el contexto de una dieta equilibrada. Sin embargo el error es mayúsculo, ya que el pan –sobre todo si es de variedades integrales- es un alimento esencial en una dieta saludable.

Un alimento necesario

Según los expertos, no hay por qué prescindir de él, ya que es muy rico nutricionalmente. Los alimentos que aportan hidratos de carbono complejos, como el pan, son una fuente de energía esencial en nuestra dieta diaria. Tanto es así que, según los expertos, los carbohidratos deben representar entre el 50% y el 60% del total de las calorías diarias que ingerimos.  En este sentido, las recomendaciones sobre el consumo diario de hidratos de carbono giran siempre entre las cinco y las seis raciones, que pueden ser en forma de pan y cereales, entre otros (pasta, harinas, etc).

El pan proporciona fibra, diversas vitaminas (tiamina, riboflavina, niacina, piridoxina, ácido fólico) y minerales (selenio, calcio, hierro, yodo, magnesio, zinc). Entre los beneficios que estos nutrientes aportan a la salud están, por ejemplo, la mejora de la capacidad cardiorrespiratoria e incluso del rendimiento deportivo en deportistas, según concluía el estudio Healhy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence ‘(HELENA).

 

Amistades peligrosas 

El problema no es del pan, sino de los ingredientes que lo acompañan o de las cantidades en que se consume. La panceta, la mantequilla y la mermelada o el AOVE, alimentos que habitualmente acompañan al pan son productos de alto contenido calórico, más allá de que sean saludables o no, por eso es necesario consumirlos en cantidades razonables y no achacar al pan las calorías que ellos aportan a la dieta.

Sin embargo, el informe del MAPA también revela que el consumo de otros alimentos básicos como el pan ha descendido. Entre ellos se encuentran algunos como las frutas frescas (-3,5%), las hortalizas y patatas frescas (-3,6%), el aceite (-3,8%), la carne (-1,4%) o el pescado (-3,3%). ¿Qué pasa entonces? Tal vez mientras el consumo de alimentos saludables desciende, el de bebidas azucaradas, snacks, etc aumenta provocando que las tasas de obesidad sigan aumentando, sobre todo en la población más joven.

Parece evidente que la sociedad culpa al pan de buena parte de sus males en lo que alimentación se refiere. Más calidad en el producto y más información para el consumidor pueden ser las armas para revertir la tendencia.

Los que más pan comen, los gallegos

El reparto del consumo de pan en España es muy irregular. los gallegos son los que más pan comen por persona y año, 43 kg anuales por persona, seguidos de navarros, asturianos, castellanoleoneses y vascos. En el lado contrario, madrileños y baleares no alcanzan los 30 kg anuales por habitante. También Canarias presenta un consumo muy bajo, lo que contrasta con las tasas de sobre peso de la población, una de las más altas del país. Lo que evidencia que el pan no es un problema a la hora de ganar kilos. En el caso de Madrid, parece claro que el estilo de vida de la gran ciudad, con buenas dosis de estrés hace que baje el consumo. Tampoco ayuda la escasa calidad del pan que se vende en la comunidad autónoma, si bien es cierto que hay una fuerte recuperación de la panadería artesana, estas son algunas de las mejores Panaderías Artesanas de Madrid.

España es uno de los países europeos donde menos pan se consume. En 2010 se consumieron 45 kg por habitante y año* (2.072 millones de kilos), una cifra muy alejada de los 67,5 kilos de los años 80 y de las cantidades de consumo diario recomendadas por los expertos en nutrición.

Julia Pérez Lozano

Julia Pérez Lozano

Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM. Especialista en gastronomía. Autora de numerosos libros y guías. Trabaja con lo que más le gusta: las palabras y los alimentos.

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