Un paseo para descubrir las mejores direcciones al borde del mar.


Tras la primera entrega de esta selección de restaurantes imprescindibles en la costa catalana, seguimos recorriendo sus rincones rumbo al sur para disfrutar de la gastronomía de costa de Barcelona y su entorno durante este verano.

1.-  Xiringuito Escribà

Av. del Litoral, 62, 08005 Barcelona. Tel: +34932210729

Hay arroces simplemente cumplen, y otros que se recuerdan. En Xiringuito Escribà, lo que se sirve sobre la mesa es mucho más que una paella bien hecha: es un ejercicio de precisión y regularidad que se ha convertido en marca de la casa. Porque en Barcelona, donde puedes tomarte un arroz o una fideuá en decenas de lugares, pocos mantienen el nivel y la constancia de este restaurante con vistas al Mediterráneo.

El apellido Escribà es bien conocido en la ciudad, ligado históricamente a la pastelería de Christian Escribà. Pero en este caso, el timón lo lleva Joan Escribà, hostelero de raza, con una personalidad única y arrolladora, que deja huella en sala y cocina. Su forma de entender la restauración -humana, directa, sin atajos- se percibe en cada detalle del servicio y en el ambiente relajado pero profesional que se respira desde la primera copa de vino hasta la última cucharada de arroz.

Ubicado en la playa del Bogatell en Barcelona, el restaurante juega con la idea de chiringuito elevado, con mesas vestidas y servicio ágil pero atento. Aquí hay mantel, copas de cristal y buena vajilla, pero sin perder ese aire fresco, de verano y de mar, que invita a llegar con sandalias y salir con ganas de repetir. Es un lugar para el disfrute sin culpa, donde se puede comer bien sin tener que huir del paseo marítimo.

La carta gira en torno al arroz -como debe ser-, con una amplia oferta que va desde el clásico “del senyoret”, hasta versiones con bogavante, arroz negro o de montaña, siempre servidos en paella fina, al punto justo y con socarrat medido. También las fideuás, a menudo injustamente tratadas como la hermana menor del arroz, aquí brillan con luz propia, con fideos finos tostados, con ese “pelo pincho” con el que se sirven en la mesa, y acompañadas con alioli casero.

Antes del arroz, conviene empezar con una selección de entrantes con base en producto: anchoas del Cantábrico, berberechos al vapor, jamón ibérico bien cortado o ensaladas frescas con buen aceite. Nada sorprendente, pero todo en su punto. Una cocina que no pretende reinventar, sino hacer bien lo que muchos hacen sin atención al detalle.

Xiringuito Escribà es ese lugar al que vuelves, y siempre encuentras el mismo arroz, igual de bueno. Sin sorpresas, y eso es algo más interesante de lo que puede parecer. Un clásico moderno que respeta la playa, el producto y el oficio, sin caer en la trampa del chiringuito turistificado ni en la rigidez del restaurante gastronómico. Y detrás, la energía imparable de Joan Escribà, ofreciendo una de las mejores experiencias de cocina al borde del mar en Cataluña.

Restaurantes de la Costa Dorada

2.- El Merendero de la Mari

Plaça Pau Vila,1 (Port Vell), 08039 Barcelona. Tel: +34932213137

En el corazón del Port Vell de Barcelona, donde las terrazas se multiplican y los menús turísticos abundan, existe un restaurante que lleva casi cien años desmintiendo tópicos a golpe de cocina marinera auténtica: El Merendero de la Mari. Con una de las mejores terrazas de todo el puerto antiguo (Port Vell), vistas abiertas al mar y servicio de los de antes, este lugar no necesita disfrazarse de nada: simplemente hace lo que sabe desde hace generaciones, y lo hace, con discreción y respeto, mejor que muchos.

Fundado hace casi un siglo en la Barceloneta, el restaurante ha sido testigo de la evolución del barrio, del puerto y de la ciudad, sin perder ni un ápice de su identidad. La gestión sigue siendo familiar, directa, de las que se nota en la manera de saludar y de recordar los gustos del cliente. Lejos de lo que muchos visitantes podrían pensar, hasta el 85% de su clientela es habitual, de toda la vida. Familias que llevan décadas viniendo, abuelos que trajeron a sus hijos y hoy vienen con sus nietos. Porque lo que no falla, no se cambia.

Su carta es clásica, honesta, marinera. Entrantes como las almejas a la plancha, los calamares a la romana caseros, las tallarinas o sus gambas de cristal son apuestas seguras. Después, pescados del día, doradas y lubinas fresquísimas a la sal o a la espalda, mariscos bien tratados, paellas sin sobresaltos ni artificios, fideuás, zarzuelas, suquets. Todo con ese punto justo entre lo casero y lo profesional, sin fuegos artificiales, pero con sabor y alma.

Entre los platos de fondo que merecen especial mención, está el rape a la Mari, una receta familiar que lleva generaciones en la casa: cocinado al punto, con salsa profunda y ese toque de cocina de madre que no se puede fingir, con una salsa de alioli y tomate que untarías en pan hasta salir rodando de allí. Lo sirven además con una fideuá de acompañamiento, un 2×1 interesante y poco habitual en este tipo de restaurantes. También su paella del Nen (la del niño, en honor al hijo pequeño de la familia, ya crecidito, Jordi Coloma), cocinada con todo el sabor del recuerdo, y los macarrones de la Mari, una receta de Ramón Freixa versionada aquí con cariño y autenticidad.

La firma de este equilibrio entre técnica y tradición está en manos del chef Guillermo Coloma, con experiencia cocinas de la talla de Albert Adrià; Ramón Freixa, Alain Ducasse y Oriol Balaguer, que ha sabido imprimir su conocimiento sin alterar la esencia del lugar.

El Merendero de la Mari no presume, pero gana. Literalmente: fue el restaurante vencedor en una de las más recientes ediciones del programa televisivo Joc de Cartes, que mide calidad, ambiente y cocina entre locales similares, en este caso de cocina marinera. 

El comedor interior, amplio, acogedor, con vistas panorámicas, se complementa con una terraza privilegiada frente al mar, ideal para una comida larga, sin prisas, con el sol en la cara y un arroz en el centro. Es, probablemente, uno de los espacios más agradecidos para comer en Barcelona, sin tener que huir del centro ni del mar.

Para terminar, una joya de postre que no debería pasar desapercibida: los paquetitos de crema, una versión refinada e irresistible de un clásico de Mey Hofmann, reinterpretado en la casa con masa fina, crujiente, y crema caliente de sabor delicado. Una verdadera delicia que cierra la comida con altura.

El Merendero de la Mari es uno de esos lugares que la ciudad debería proteger como patrimonio emocional. Un restaurante que no entra en modas porque nunca salió de su sitio, que no busca sorprender porque lleva casi un siglo dando de comer bien. Un clásico real, de los que quedan pocos.

Restaurantes de la Costa Dorada

3.-  Terraza Martínez

Carretera de Miramar, 38, 08038 Barcelona (Parc de Montjuïc). Tel: +34931066052

En la cara menos transitada de Montjuïc, justo donde la montaña empieza a asomarse al mar, Terraza Martínez ofrece una de las vistas más envolventes del litoral barcelonés. Desde su posición, en una discreta retaguardia lateral, se contempla el puerto y el frente marítimo como si uno estuviera observando la ciudad desde su espalda, sin interferencias ni poses.

Pero la panorámica es solo la antesala: aquí se viene a comer, y se come muy bien. El arroz es el gran protagonista, y no falla. Parte del secreto está en su sistema de bases fijas de sofritos, que trabajan y combinan con precisión según el tipo de arroz  e ingredientes principales. Esta lógica de fondo —aparentemente sencilla, pero ejecutada con método— realza los sabores secundarios y da consistencia a cada plato, independientemente del tipo de producto que lo acompañe.

Entre los entrantes, dos clásicos que se han ganado el derecho a abrir mesa: la ensaladilla rusa con ventresca de atún, cremosa, sabrosa y afinada como un bocado de verano perpetuo; y las gambas de cristal con huevo frito, que combinan textura, salinidad y esa grasa que envuelve sin empalagar. Platos de brisa y apetito.

En el apartado de arroces, todos cumplen, pero algunos sobresalen. El de secreto ibérico, el negro con calamar y alioli, o el clásico “senyoret” están entre los más populares. Pero si hay uno que pide ser mencionado es el arroz de costilla de cerdo cocinada a baja temperatura: inmenso, profundo, con mordida y melosidad, de esos que se quedan en el recuerdo y recomiendas incluso antes de pagar la cuenta.

El espacio acompaña sin robar protagonismo: terraza amplia, mesas bien dispuestas, vegetación exuberante dentro y fuera del local, madera que te envuelve, sensación de chiringuito sin arena en una cabaña suspendida al borde de una montaña y un interior que respira cocina abierta, servicio profesional y ritmo relajado. Es el tipo de sitio donde uno se siente bien con solo sentarse.

4.-  Punta Roca

Cala Port Ginesta, Port Ginesta, 08860 Les Botigues de Sitges (Barcelona). Tel: +34619500569

A medio camino entre Barcelona y Sitges, escondido en una curva del litoral que muchos pasan de largo, Punta Roca se asienta como un refugio inesperado de buena cocina a la brasa y energía mediterránea sin domesticar. Lejos del tópico de chiringuito al uso, este espacio ubicado en Port Ginesta es algo más: una combinación afinada de producto, parrilla, ambiente y evasión que conquista tanto a locales fieles como a forasteros con buen radar.

Aquí, la brasa es el centro. Se cocina con fuego y con intención. Las tallarinas, las navajas y los chipirones se sirven en su punto, sin más aderezo que su frescura y el calor justo. El humo les da carácter. Pero también hay sitio para sorpresas fuera del mar: el tomahawk es pura contundencia servida con elegancia. En Punta Roca, la carne y el pescado comparten protagonismo con naturalidad, sin rigideces de carta.

El espacio respira una estética libre, con vistas abiertas al Mediterráneo y una terraza que parece diseñada para no mirar el reloj. Aquí las comidas se alargan y las sobremesas se estiran sin esfuerzo. Cuando cae la tarde, el ambiente sube de tono con sesiones de DJ que transforman el ritmo sin romper el encanto. Música envolvente con el sonido de las olas rompiendo en el horizonte, cócteles bien pensados y un público que mezcla generaciones con intención de pasarlo bien.

Una de las claves del lugar son sus hamacas de estilo balinés, que invitan a estirarse con una copa entre manos y dejar que el día se diluya sin prisa. A tan solo media hora de Barcelona, este rincón tiene la rara virtud de hacerte sentir lejos sin irte demasiado. Perfecto para una escapada exprés con sabor a vacaciones, incluso entre semana.

5.- El Péndulo

Paseo Marítimo de Castelldefels, 168, 08860 Castelldefels (Barcelona). Tel: +34 936 36 06 20

Donde antes latía una de las discotecas más icónicas de Castelldefels, hoy se cocina con precisión y cariño. El Péndulo ha cambiado la pista por el plato, y en esa transformación ha ganado una identidad gastronómica sólida: la de un restaurante que rinde culto al producto de calidad, al fuego bien usado y al arte de vivir sin apuros. La energía sigue ahí, pero ahora la diversión empieza en la carta.

Su cocina se apoya en brasa real, con fondo trabajado y punto de cocción milimetrado. Los chipirones a la parrilla, con cebolla confitada y un toque de ajo y perejil fresco, llegan crujientes por fuera y tiernos por dentro. Las navajas y tallarinas, recién abiertas sobre el fuego, conservan su sabor salino, sin interferencias, solo realzadas por un aliño cítrico y preciso.

Pero no todo son productos del mar: el tomahawk de vaca vieja es otro de sus platos estrella, cocinado a baja temperatura y terminado en brasa, con una costra aromática impecable. Se sirve con patatas rotas y demi-glace, un guiño a la cocina más clásica que se agradece. También destacan sus arroces, especialmente el de pulpo y butifarra negra, que demuestra técnica, equilibrio y una mirada diferente al recetario tradicional.

En la carta conviven propuestas frescas para el día, como la ensalada de burrata con calabaza asada y pesto de rúcula, con platos de corte más intenso que justifican la visita en cualquier época del año. 

El espacio, luminoso y amplio, conserva el espíritu hedonista del lugar. La terraza frente al mar es uno de sus mayores atractivos, pero también su salón interior, de líneas cálidas, invita a alargar la sobremesa. En fines de semana y tardes especiales, la música en directo o DJs seleccionados marcan el ritmo sin eclipsar la cocina.

6.-  Embarcadero Restaurant

Playa de la Ribera de San Pedro, 1–9, 08860, Castelldefels (Barcelona).Tel: +34938597288

Situado junto a la playa en el emblemático Hotel Playafels, Embarcadero recupera con acierto los sabores de un antiguo muelle de pesca. El espacio, con dos terrazas y un salón interior que conserva arcos originales, invita a comidas sin prisas y vistas al mar que quitan el sentido.

Uno de sus entrantes emblemáticos y ojo, que está hasta registrado, son las “Bravas del Embarcadero®”,  que consiste en unas patatas rebanadas en láminas rectangulares y coronadas por una salsa picante marca de la casa, pero de verdad. Después, la carta crece en matices: arroces tradicionales (melosos, a banda, negros) hechos con producto local del Baix Llobregat y marisco de la zona, todos ejecutados con buena mano en paella de fuego vivo.

La propuesta incluye también entrantes de temporada y de cercanía —alcachofas del Prat (en temporada), berenjenas con miel de lavanda, suquet de pescado—, pescados y carnes a la brasa, sin florituras, pero con sabor y oficio. Una cocina mediterránea sincera, sin alardes y reconfortante.

 

7.-  Casanova Beach Club (CBC)

Passeig Marítim, 297, 08860 Castelldefels (Barcelona). Tel: +34936657095

A pie de arena, Casanova Beach Club te ofrece una experiencia que coincide con todo lo que te imaginas de un club de playa: una preciosa piscina, suntuosa terraza, hamacas con vistas, y un ambiente que propone un plan completo frente al mar.

Casanova ofrece una cocina mediterránea con un toque de fusión asiática, lo que da lugar a un menú con guiños orientales —como sushi o edamame— y arroces tradicionales adaptados (arroz negro, a banda, etc.).

Casanova, CBC para los amigos, funciona como refugio informal y sofisticado muy cerca de Barcelona, con propuestas que mezclan mar, fuego y especias. Ideal para quien busca un beach-club gastronómico con amplias opciones y ambiente durante todo el día, hasta bien entrada la noche.

8.-  L’Arrosseria de Cunit

Passeig Marítim, 57, 43881 Cunit (Tarragona). Tel: +34977160291

Lejos del bullicio, pero frente al mar, L’Arrosseria de Cunit muestra que una arrocería puede ser también un refugio gastronómico. La pareja fundadora, Andreu Ruiz y su mujer Carmen García, han logrado un espacio donde los mejores cocineros de Cataluña hacen parada obligatoria, atraídos por la coherencia técnica y creativa que surge de una carta de sugerencias que se renueva cada semana y nadie esperaba en un local tan discreto.

Su propuesta arranca con entrantes elegidos con ojos de gastrónomo con conocimiento de causa: tartar de gambita blanca, pulpo fugazmente salteado, cigalitas y almejas limpias, todos platos que sirven para preparar el paladar para lo que viene. Además de su comedor interior con vistas sobre el paseo, disponen de una pecera acristalada sobre la arena de la playa de Cunit, que convierte cada comida en un plan visual tan apetecible como sabroso.

El gran motivo de visita, como no podía ser de otra forma, es el arroz. Con más de veinte elaboraciones en carta —de temporada y sugerencias— destacan dos favoritos: el arroz de cerdo ibérico con costillas y trompetas de la muerte (trompetillas), contundente y bien logrado, y el arroz de gambas blancas al “all cremat”, potente y lleno de esa brasa marina que tanto define el sabor a litoral. Además, el arroz del día, disponible entre semana, es una invitación a repetir tantas veces como pases por Cunit (provincia de Tarragona).

La apuesta se completa con una bodega afinada, elegida por Carmen como sommelier para ensalzar los arroces y potenciar los matices de cada temporada. El resultado es un restaurante que, bajo apariencia sencilla, funciona como una pequeña joya escondida. Sin alardes, con compromiso y sin prisas, es el final ideal para un día de costa o la excusa para planificar otro.

Restaurantes de la Costa Dorada

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Isabel Conde

Isabel Conde

Periodista licenciada en la UCM se ha especializado en gastronomía porque es su pasión. Nos mantiene al día de las novedades de Barcelona, entrevista a cocineros y realiza interesantísimos reportajes sobre tendencias, novedades, etc.

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