Son restaurantes asentados y consolidados. Están entre nuestros favoritos de Toledo, pero tal vez no todo el mundo ha oído hablar de ellos. Por eso los hemos seleccionado.


Toledo goza de una magnífica salud gastronómica debido a las numerosas aperturas que se han producido en los últimos años. Sus restaurantes compiten con  los mejores comedores de Castilla-La Mancha y de otras Comunidades. Todo ello no sería posible sin el esfuerzo que muchos están llevando a cabo para hacer de la hostelería, tan volátil e inestable siempre, un valor material y turístico que satisfaga las necesidades y proporcione bienestar y deleite a todos los visitantes de la ciudad, que son miles.

Seleccionamos diez restaurantes, aunque podrían ser más, que están entre los mejores restaurantes de Toledo, pero que son menos conocidos, sobre todo por los turistas, aunque los toledanos los frecuentan. Un homenaje a todos los que han hecho posible que Toledo sea una capital gastronómicamente respetada y admirada. Todos los elegidos son restaurantes asentados y consolidados, con cocinas muy variadas en sus estilos y propuestas. Aptos para todos los gustos y bolsillos, unos más longevos que otros… En resumen, diez restaurantes que nos gustan por eso queremos compartirlos con los aficionados a la gastronomía que decidan visitar la ciudad imperial.

Acrópolis

Dublín, 6. Teléfono: 925 22 62 38. Precio medio: 45 €. Cierra domingo noche, lunes completo y martes noche.

En sus orígenes estuvo situado en la planta superior de un conocido centro comercial toledano. De ahí Acrópolis, nombre con el que se designa al sitio más alto y fortificado de las ciudades griegas. En las alturas asentó los principios de su fama y a ras de suelo sigue manteniendo trece años después un buen nivel en una zona gastronómicamente muy concurrida y exigente de Toledo. Diego Trujillo, alma del negocio, se ocupa de ofrecer una cocina muy apetecible, sin grandes pretensiones. Donde el cliente habitual paga con gusto una tarifa nada lesiva en relación calidad-precio.

En una carta excesivamente larga destacan entradas como las coquinas, la ensalada de ventresca o el pulpo a la gallega; en pescados, lomo de bacalao a la vizcaína y merluza de pincho al gusto; en carnes, carrillada de ternera, costillas de cuchifrito o la perdiz a la toledana. La bodega, que es otro de sus puntos fuertes, lleva igualmente la firma de Trujillo, no en vano es un experto conocedor del mundo vinícola tanto regional como nacional.

 

El Albero

Diputación, 6. Teléfono: 925 25 40 69. Precio medio: 45 €. Cierra martes.

El Albero es un restaurante muy popular que lleva abierto un buen puñado de años ocupando el mismo local. Pero solo cinco en manos de Ismael Suleiman, un magnífico cocinero formado en la Escuela de Hostelería de la Casa de Campo madrileña y baqueteado en numerosos restaurantes. Exhibe unas notables señas de identidad y sólidos fundamentos en una cocina repleta de suculentos platos con especial atención a los que forman parte de su menú degustación.

A modo de ejemplo citamos: torrezno de Soria con PX, sardina con pan brioche, espléndida ensaladilla de carabinero, tartar de atún, alcachofa con alioli y jamón ibérico, croquetas de jamón ibérico, habas con chipirones, arroz meloso de perdiz o de rabo de toro y de postre, sensacional torrija. El comedor está muy bien atendido por Jaqueline Gomes, esposa de Suleiman y por Sonia Martín y la bodega se nutre de referencias indispensables y alguna que otra sorpresa.

La Cábala

Sinagoga, 6. Teléfono: 925 25 86 61. Precio medio: 50 €. Cierra domingos y lunes, martes y miércoles noche.

En pleno casco histórico, ocupa el espacio de un antiguo y muy conocido restaurante toledano de idéntico nombre. Se trata de un rutilante comedor de relativa novedad, pues no hace ni tres años que abrió sus puertas. En este tiempo ha conseguido consolidar un estilo muy versátil que de momento está dando buenos resultados. Al frente de la cocina, Juan Domínguez, un toledano que supera por poco la cuarentena y con las ideas muy claras sobre qué le gusta y qué quiere para el comensal que se acerque al restaurante.

Con la fusión por bandera uno se puede encontrar desde unas croquetas de jamón ibérico con palomitas de torrezno hasta un ravioli de changurro con crema de azafrán o una vieira asada con mostaza de hierbas, papada de cerdo, crema de coliflor y piparra, pasando por un pez mantequilla a la brasa, ensalada cítrica y hoisin de fresa y terminando por un tronco de ciervo marinado en cerveza y miel a la brasa con salsa romesco. Postres dulzones y carta de vinos con referencias muy bien escogidas por el patrón Javier Domínguez Carbajal.

 

Mar Salá

Honda, 9. Teléfono: 925 25 47 85. Precio medio: 65 €. Cierra: noches de lunes a jueves.

César Moreno, propietario de este pequeño y recóndito restaurante situado extramuros, se desvive porque en sus mesas luzca, con todo su esplendor, el producto que regularmente consigue traer de los “mejores puertos”. Porque al mar en toda la extensión de la palabra se consagran las recetas de pescado y marisco que elabora Eva Fernández, esposa del patrón y única cocinera en esta decena de recomendaciones. Ningún pescado es de cultivo, ni siquiera de pesca intensiva, no hay platos fuera de carta y se ofrece lo que hay con su correspondiente precio, jamás esa aberración de “según mercado”.

Al margen de ello cabe la posibilidad de solicitar un menú degustación consistente en un aperitivo de bienvenida y platos de evidente integración como taco mexicano de pulpo con salsa de trufa ligeramente picante, tartar de atún rojo con helado de wasabi, chipirón sobre crema de fuagrás glaseada y huevo de corral, raya frita en salsa brava y alioli de yuzu, lomo bajo de wagyu (concesión cárnica) y tarta tatin de pera con helado de vainilla. Todo ello armonizado con vinos muy bien seleccionados por Moreno.

El Peñón

Carrera, 31. Teléfono: 925 21 33 22. Precio medio: 45 €. Cierra domingo y noches, excepto jueves y viernes.

Dirigido con acierto por Israel Sánchez Martín, este restaurante de agradable ambiente situado junto a la muralla toledana, ofrece una carta que se ajusta por precio y calidad a un público amplio y selecto. Amparado en la primera verdad de las buenas cocinas: la elección de la materia prima, El Peñón es uno de los comedores más apreciados por el público local así sea en su menú diario a razonable precio como en su oferta en carta con platos de buena materia prima que se cuece, fríe, asa o se pasa por la plancha, con terminaciones impecables, platos hechos de forma natural sin exceso de florituras de los que se ocupa el eficiente cocinero Adolfo “Fifo” Sebastián.

Las mejores conservas, buenos embutidos ibéricos y platos tradicionales como venado en salsa, adobado a la plancha o al ajillo, callos con manitas, carcamusas y perdiz estofada a la toledana, así como también carnes y pescados dignos de toda confianza. Magnífica bodega a la vista y muy bien seleccionada. ¡Ah! Y terraza solicitadísima.

 

 

La Orza

Descalzos, 5. Teléfono: 925 22 30 11. Precio medio: 50 €. Cierra miércoles y noches de domingo y lunes.

Situado en pleno barrio de la judería, junto a la iglesia de Santo Tomé, la Casa de El Greco y la Sinagoga del Tránsito, va camino de cumplir sus primeros 25 años de vida con una salud envidiable gracias al buen gusto ornamental que exhibe el comedor, la moderación de sus precios y el trato llano y formal que dispensa su propietario, Vicente Barrejón.

La cocina, a grandes rasgos, es tradicional, sin artificio ni ostentación o, como reza en su web, “regional de estilo libre”, una libertad que ofrece muy buenos resultados en platos imprescindibles como el lomo de orza, la perdiz a la toledana o los más que aceptables asados. Cabe añadir que el grupo La Orza ha abierto muy recientemente un nuevo comedor en una preciosa casa del siglo XVI a no mucha distancia del primigenio, en el que no hay carta y sí un llamativo y único menú degustación basado en platos tradicionales razonablemente puestos al día. Su nombre, Lacus (Pl. San Antonio, 4).

 

 

Taberna el Botero

Ciudad, 5. Teléfono: 925 28 09 67. Precio medio: 40 €. Cierra lunes y martes.

En pleno casco histórico, a tiro de piedra de la catedral, la Taberna Botero data de 1560 y según se cuenta, en ella se hacían, se aderezaban o se vendían botas y pellejos para vino, vinagre y aceite. Solo por esto apetece conocerla, lo saben los toledanos y también los turistas que llegan aleccionados sobre lo que se van a encontrar, un establecimiento dividido en dos ambientes, taberna y coctelería en el piso de abajo y restaurante en el de arriba. El primero, a cargo de Javier de la Cruz, barman y encargado, que ejerce con gran autoridad y conocimiento; el segundo es incumbencia del granadino Roberto Garrido, treintañero en cuya hoja de servicios figuran estancias junto a Álvaro Arriaga, Martín Berasategui y David (o Dabiz) Muñoz, que supieron insuflar al joven cocinero una suerte de mezcolanza culinaria que le va que ni pintado.

Así se puede considerar degustando algunos de los platos que aparecen entre los más destacados de la carta: pan tigre de vaca con barbacoa china y queso cheddar con chiles; lasaña de rabo de toro con besamel de pimientos y kimuchi; curry verde de pollo campero; empanadillas de ají de gallina; y postres como tarta de queso con mango o torrija de horchata.

 

 

Tabordo

Ctra. de la Peraleda. Camino del Egido, s/n. Teléfono: 925 25 78 25. Precio medio: 45 €. Cierra domingo noche y lunes.

Aunque no lo recoge ningún diccionario, gango es un galicismo que hace referencia a los antiguos merenderos situados en parajes próximos a la ribera de un río y al abrigo de frondosas arboledas. Es decir, lo que viene siendo este agradable restaurante ubicado a la vera del Tajo y cuyo único infortunio es su emplazamiento, alejado de todo. Pero quien lo conoce lo valora extraordinariamente, sobre todo por su deliciosa terraza, el marco estético de un comedor bien atendido por su propietario Ángel Mora y, por supuesto, por su cocina, de la que se ocupa Jorge de Arce, experimentado y bien formado cocinero toledano que sabe imprimir un gran estilismo a los platos sin caer en excesivos manierismos.

Inconformista y puntilloso como pocos, demuestra su buen hacer en platos como unos puerros asados, pepitoria y anguila ahumada; escabeche de presa ibérica laminada y sus verduras; guiso de pochas con carabineros; rodaballo, guiso de sepia y emulsión de bilbaína; lomo de bacalao confitado, crema de puerros y pisto manchego; lomo de ciervo en adobo, puré cremoso de patatas y hongos laminados o la tarta de pera y ricotta con helado de nata, por acabar rematando con un postre.

 

 

Tobiko

Ronda de Buenavista, 27. Teléfono: 925 21 05 89. Precio medio: 50 €. Cierra lunes y noches de domingo a miércoles.

La primera rareza de Tobiko es su nombre, que podría ser interpretado como representante de la cocina japonesa, y no es el caso; la segunda tiene que ver con su localización, oculto en un barrio muy conocido pero alejado del centro toledano y en el interior de una comunidad de vecinos. Ahí se acaban las singularidades o casi, porque Javier Ugidos es un cocinero que no se encuadra dentro de ningún estereotipo y rompe cualquier esquema, un tipo que mantiene oculta su verdadera valía pero que transmite buen rollo a través de una cocina heterogénea y de una compleja sencillez. Un tapado, vaya, que se arriesga con un planteamiento valiente de cocina casual y viajera que por fuerza tiene que gustar.

Con aplicación y buen dominio técnico Ugidos configura una carta en la que se pueden encontrar platos como brocheta de solomillos; royal de pato; dumplin de gambas; sopa castellana; crema de coliflor con tartar de tomate; carrillada estofada al curry rojo; maíz, vainilla y arenque; ravioli de nécora; tartaleta de ahumados; tartar de mango; cremoso de queso con sorbete de frambuesa; y queso, miel y manzana verde.

 

 

Victor Sánchez -Beato

Alamillos del Tránsito, 9. Teléfono: 677 87 96 33. Precio medio: 65 €. Cierra domingo noche, lunes y martes

Conocemos a Víctor Sánchez-Beato hace la tira de años. Desde sus inicios en un restaurante toledano ya desaparecido como fue el Casón de los López hasta su aventura personal en el recordado Locum y alguna que otra experiencia de menor consideración. Siempre fue un excelente cocinero, con sus vaivenes y sus faltas de estabilidad, pero sobresaliente cocinero. Y desde hace algo más de tres años asumiendo un último e insólito reto culinario que solo alguien como él, con su experiencia y su talento, puede llevar a cabo. Alta cocina, es decir, la cocina que siempre practicó, pero con una novedad: él solo maniobrando, a pecho descubierto, a portagayola, en una impactante barra para 16 comensales que viven una experiencia gastronómica nunca vista en Toledo.

Eso sí, solo hay un menú degustación compuesto por cuatro aperitivos, tres entrantes, pescado, carne y postre al precio de 55 €. Con maridaje 24 € más. Entre esos platos, destacan tres: gazpachuelo cocido con sándwich de pringá; pichón con trufa y castañas y lomo de ciervo con membrillo y trufa. Víctor en estado puro.

 

 

Formación en gastronomía

Juan Antonio Díaz

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