Pelar las manzanas y hervirlas enteras (sin trocear) en el vino con el azúcar, la piel de naranja y la canela durante una hora a fuego lento. Cuando las manzanas estén tiernas, retirar y escurrir.
Reducir el vino hasta que quede espeso con textura de jarabe.
Cortar las manzanas y el queso en láminas del mismo tamaño. Distribuir en el plato alternando una lámina de manzana y una de queso. Rociar con el vino y decorar con unas hojas de menta fresca.
Caza y setas, una combinación que no falla cuando llega el frío
Una combinación clásica perfecta para una mesa gourmet
Una receta de Roberto y Sergio Hernández, del restaurante Latasia (Madrid)
Una versión de la pizza para disfrutar del caviar Riofrío