Sabores suaves pero nítidos. Control absoluto de la potencia. Gustos reconocibles, identificables que nos reconcilian con la cocina popular a veces tan maltratada. Platos con raíces elaborados con productos locales, que Benito Gómez rastrea a través de una red de proveedores nada fácil de gestionar y mantener. Así es Bardal en Ronda.
Cocina elegante y refinada con la firma de Martín Berasategui y la ejecución impecable de Erlantz Gorostiza en un entorno inmejorable, el Abama Resort de Guía de Isora en Tenerife.
El punto de encuentro en Puerto Portals. Pescados y mariscos de nivel.
Embrujados por las medusas metálicas que flotan bajo el techo, obra de la artista austriaca Katrin Kirk, nos dejamos seducir por la cocina sabrosa y chispeante de Óscar Molina. Una fusión personal a tres bandas entre Perú, Japón y el Mediterráneo ibicenco.
La cocina de David Muñoz no se parece a ninguna otra y transita por caminos inéditos. Ha creado un mundo propio en el que aromas dispares encuentran la armonía. Cocina al servicio del sabor y sólo del sabor.
Hay restaurantes que nacen con un objetivo claro. De antemano, sus promotores saben perfectamente a quién quieren llegar. Son negocios que surgen para cubrir un espacio, una necesidad, un nicho de mercado…
Fusión con sentido. Esta “casa de comidas” (como reza su nombre), funciona notablemente con una desenfadada oferta de cocina fusión, con influencias de Latinoamérica y Asia, de ahí el nombre combinado de” Latasia”. En concreto, juega con sabores de Perú y de diferentes partes de Asia: India, Filipinas, Japón, China, Tailandia o Singapur, integrados en muchos casos con la cocina española, casi siempre de forma acertada. Así podemos encontrar, unos callos a la madrileña con curry rojo tailandés, un tiradito peruano de zamburiñas gallegas, un ramen japonés de cocido madrileño o unas gyozas de morcilla de Burgos.
Uno de los referentes para comer bien en Madrid. Producto de temporada escogido, cocina inmediata, elaboraciones artesanas y todo el conocimiento de un refinado gourmet: Juanjo López Bedmar.
Referencia indiscutible de la cocina aragonesa, el restaurante de Carmelo Bosque, sigue apostando por la cocina de temporada y el buen producto. Durante el invierno, la trufa negra es la estrella del menú, pero el resto del año llaman la atención las novedosas combinaciones de ingredientes.
Desenfadado, joven, moderno, informal, pero con una propuesta gastronómica seria y un cuidado servicio de sala: el local que hacía falta en Burgos.









