Fernando Calero Gil

Publicado 23/11/2023

VALORACIÓN 6.5/10

Se come muy bien en el restaurante  Taró (Málaga) de Pachu Barrera,  que nació apenas hace dos años. El cocinero malagueño, que ha aprendido de maestros como Dani García y Dani Carnero, dos de los mejores cocineros de su tierra, está consolidando este espacio con personalidad propia.

Local moderno y ambiente informal

Taró está ubicado a pocos pasos del centro, en la zona de Huelin, con decoración moderna, cocina vista y terraza. El servicio de sala es informal, cercano y agradable. Taró, como explican en su web, “hace referencia a un fenómeno meteorológico muy común y característico de Málaga en los meses de verano. Se trata de una niebla muy espesa y persistente que, sin previo aviso, inunda nuestra ciudad en los días más cálidos de verano; este fenómeno atmosférico, provocado por vientos secos del sur, hace que se produzca un notable descenso de las temperaturas y a su vez contribuye a sostener la vegetación autóctona de las zonas donde se da”.

Interior del restaurante Taró

Una versión personal de la cocina malagueña

La cocina de Barrera consiste en preparar platos típicos de la zona, pero en versión contemporánea con algunos toques de innovación muy personales. El producto cercano y las presentaciones cuidadas son las señas de identidad de la casa. Los entrantes apetecen especialmente, todos con acento muy andaluz. Es el caso del ajoblanco malagueño, que se sirve con helado de pistachos y recortes de anchoas. La combinación funciona, aunque el ajoblanco podría ser más fino. También de cuchara, está rica la porra antequerana con mojama de atún, perfecto entrante para los días de verano.

Sorprende la calidad de las chacinas de la provincia: butifarra de Benaojan, morcilla de Ronda en manteca con manzana y panceta rellena de morcón de chorizo. El surtido que ofrecen con las tres variedades es un aperitivo perfecto. Emociona menos la ensaladilla rusa, algo sosa, a pesar de la buena mayonesa que la corona. También aquí le buscan el toque especial con producto local, añadiendo a la melva unas gambas blancas de Málaga.

1- Ajoblanco malagueño. 2- Porra antequerana. 3- Chacinas de Málaga. 4- Ensaladilla rusa.

Si hay que elegir un plato estrella de la casa es, sin duda, su tartar de salchichón, creación que el cocinero reivindica como suya. Tacos de salchichón de Málaga con pasas y miel de caña, extraña combinación que resulta acabar en un equilibrio perfecto. Las croquetas de gambas al pil pil (en Málaga llaman así a las gambas al ajillo) tienen un relleno espectacular. Sabroso y muy cremoso sin llegar a ser líquido. Solo se podría mejorar el rebozado, demasiado basto, haciéndolo más fino.

Para terminar hay opciones de pescado, como el pargo con habaneros y la lubina con remolacha picante. El pescado como protagonista y las salsas como complemento. Entre las carnes llama especialmente la atención el chivo lechal malagueño. Otro plato típico de la provincia que aquí se prepara en una elaboración más moderna. El sabor es potente pero la textura tierna; se acompaña de un cuscús que refresca el conjunto. También cumple el secreto ibérico a la brasa. Se sirve con patatas, pimientos y una salsa de trufa y brandy.

1- Tartar de salchichón. 2- Croquetas de gambas al pil pil. 3- Chivo lechal. 4- Secreto ibérico.

Los postres también tienen interés. Sirvan como ejemplo la cheesecake de payoyo o la de pistachos, originales variaciones de la tarta de queso. Cumple la torrija con helado de turrón. Más flojo un coulant de chocolate relleno de chocolate blanco y helado de mango.

La bodega es corta, pero suficiente, con algunas referencias malacitanas muy interesantes que se pueden elegir de su vitrina a la vista. Es el caso de los vinos de Cortijo de los Aguilares. Curiosa también la cerveza artesanal con agua de mar que elabora Er Boquerón.

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