Hay muchas maneras de concebir un wine bar. Se puede satisfacer, sin más, la sed de vino de los clientes, ofreciendo unas cuantas referencias sin criterio alguno de selección: es lo que han hecho hasta ahora la mayoría de los establecimientos, llámense wine bars o simplemente bares.
Más ambicioso es el plan de tenerlo todo: una selección que abarque las distintas tipologías –blancos, rosados, tintos, espumosos, generosos, dulces, etc.–, también las diversas regiones productoras, de España y el mundo, hasta donde se llegue. Los más exquisitos tendrán la idea de montar un establecimiento con una especialización más específica: vender tan solo vinos naturales, o únicamente vinos de Jerez, o de Italia…
Sin embargo, nada hay más vocacional, respetuoso y diverso en la perspectiva de este negocio como es montar un wine bar con ánimo de difundir la cultura del vino. Así nació, por ejemplo, Angelita Madrid, el bar de vinos (y coctelería) más erudito que existe en la capital de España.
Y con este impulso surge también Vinology, el wine bar que abrió su puertas el 23 de diciembre pasado y que ya desde su carta anuncia «promover el valor cultural del vino artesano y fomentar su apreciación, haciéndolo más cercano y accesible». Desde luego, es muy interesante que un emprendimiento de estas características asome en un barrio poco acostumbrado a gestos vinícolas con cierta impronta profunda, más allá del lujoso wine bar Berria de la Plaza de la Independencia.
Pero es que Vinology poco tiene poco que ver con aquel, porque es mucho más pequeño e íntimo y responde al sello personal de su propietaria y mentora, la sumiller argentina Pilar Oltra, que aquí deja ver su rasgo de gran anfitriona en cada detalle: decoración exquisita –mobiliario donde imperan los objetos personales más que el diseño «de autor»–, iluminación cálida, cocina sencilla de sabor casero y selección de vinos de cariz cosmopolita, donde Pilar comparte responsabilidad con su equipo de jóvenes sumilleres. Nada mejor que rodearse de nuevas miradas para refrescar la propia óptica y ofrecer a los clientes una visión aún más amplia y diversa de los vinos del mundo.
Así, una visita a Vinology es una experiencia enriquecedora para conocer y disfrutar de vinos pequeños –y grandes– de viticultores comprometidos con su entorno; en un ambiente de goce y relax. Con cocina sencilla y satisfactoria (lo mejor: el sándwich de pastrami, ahumado en Rooftop Smokehouse, Barcelona). La selección de vinos, de unas 100 referencias, cambia permanentemente. También los 15 vinos por copa, a partir de 5 euros, que se descorchan a diario en la casa. Eso sí, en la oferta nunca falta algún vino argentino. Que la cabra tira al monte.
Conde de Aranda, 11 Madrid
Tel.: (+34) 916 917 238
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